La capa de ozono es una franja de gas muy frágil que protege la vida en el planeta, de los efectos nocivos de los rayos solares y que está en peligro por el uso que se hizo durante años de determinados productos químicos.
Un esfuerzo internacional conjunto ha permitido la eliminación y reducción del uso de estas sustancias que agotaban la capa de ozono y en la actualidad se ha reducido considerablemente la radiación ultravioleta del sol que llega a la Tierra protegiendo la salud humana y los ecosistemas.
La fórmula química del ozono es O3. El ozono se encuentra en su mayor parte en la parte superior de la atmósfera, entre 10 y 40 Km. sobre la superficie terrestre, en la zona de la estratosfera.
El ozono de la estratosfera se encarga, entre otras cosas, de absorber gran parte de la radiación ultravioleta del Sol, que es dañina para la vida. Por eso es fundamental preservar esta capa de ozono.
Hay, sin embargo, un ozono que se considera dañino y es el que se encuentra en exceso en la superficie de la Tierra y que es perjudicial para los seres vivos.
El término "agujero del ozono" apareció en un artículo científico del British Antarctic Survey en mayo de 1985, hablando sobre la problemática de la destrucción de la capa de ozono.
La imagen de satélite del agujero de ozono se ha convertido en un símbolo mundial de esta amenaza ambiental que ha ayudado a movilizar apoyo público para el Protocolo de Montreal.
En 2020 se celebran los 35 años de la Convención de Viena y de la protección de la capa de ozono a nivel mundial. Con la pandemia de COVID-19 siempre en mente, se pone de manifiesto una vez más que hay que trabajar para proteger el planeta si queremos evitar desequilibrios que generen problemas a nivel mundial.
El tema de 2019 pone de relieve la recuperación de la capa de ozono desde hace 32 años, más de tres décadas de cooperación internacional que han logrado recuperar entre un 1 y un 3% de ozono por cada década desde el año 2.000.
Se espera que el ozono se recupere por completo en el hemisferio norte para el año 2030. Mientras en el hemisferio sur la recuperación completa llegará en 2050. Y diez años después en las regiones polares.
Si tienes curiosidad por ver el estado actual de la capa de ozono, puedes visitar el Mapa mundial de la capa de ozono. NASA Ozone Watch
En los años 80 existían en el mercado numerosos productos de uso común que contenían sustancias muy nocivas para el ozono, de forma que se redujo considerablemente la capa de ozono en la Tierra. Los más conocidas son los CFC (clorofluorocarbonos) y los HCFC (hidroclorofluorocarbonos).
En 1985 la comunidad internacional hizo un esfuerzo por terminar con estos productos químicos que ponían en peligro la vida en la Tierra. Este esfuerzo se materializó en el Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono, que fue aprobado y firmado por 28 países, el 22 de marzo de 1985.
En 1987, se redactó el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Más de 100 sustancias químicas nocivas se empezaron a controlar para ir eliminando su producción y consumo.
Por fin, en 1994 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre Día internacional de la preservación de la capa de ozono, en conmemoración de la fecha de la firma, en 1987, del Protocolo de Montreal.
El protocolo de Montreal ha sido el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha, ya que todos los calendarios para la eliminación de estas sustancias se han cumplido, incluso antes de lo previsto en muchos casos.
El 16 de septiembre de 2009, la Convención de Viena y el Protocolo de Montreal se convirtieron en los primeros tratados de la historia de las Naciones Unidas en lograr la ratificación universal.
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