En julio de 2019, la Guardia Civil de Torrevieja recogió a una persona una denuncia como perjudicado porque su entidad bancaria le había bloqueado la cuenta corriente que poseía junto a su esposa, no pudiendo acceder a sus fondos. El denunciante relató a los agentes que sospechaba que el motivo podría ser que una clienta habitual de la tienda de productos esotéricos que regentaban, contactó con ellos y les ofreció gestionar el alquiler de una barra de bar en un establecimiento hostelero de la isla de Ibiza. Propuesta a la que accedieron. Para ello, en ningún momento la conocida les pidió dinero alguno por participar en este negocio, pero sí que se interesó por el TPV, también conocido como datáfono, que estaba relacionado con la referida cuenta, ahora bloqueada.
Esta clienta, en posteriores conversaciones mantenidas con los denunciantes, les confirmó que se llevarían el 30% de las ganancias, pero que para ello se deberían llevar su TPV a Ibiza. De igual forma, les hizo mandarle una fotografía del terminal, ya que el modelo que decía necesitar, tenía que tener la característica de poder operar con tarjetas de crédito extranjeras y poseer un teclado para poder introducir los datos de la tarjeta manualmente. Para poder participar en el negocio, el denunciante tuvo que pedir uno nuevo a la entidad bancaria.
Una vez obtuvieron el nuevo terminal, que se adaptaba al modelo requerido, fue cuando les informaron de que se iba a poner en contacto una tercera persona con ellos. Ese mismo día recibieron una llamada telefónica de esta persona, que con la excusa de comprobar el correcto funcionamiento del nuevo datáfono, les pidió introducir los datos de una tarjeta de crédito facilitados por él, realizándose la operación sin ningún problema.
Días más tarde, esta misma persona les comentó que a fin de explotar el negocio de Ibiza, no hacía falta que se desplazaran hasta la isla, que tan solo era necesario que mandasen el TPV, a lo cual se negaron, por lo que esta persona se desplazó al domicilio del denunciante en la localidad de Torrevieja, donde permaneció tres días en los que realizó numerosas operaciones usando el ordenador y el datáfono de los denunciantes. Posteriormente, y tras una breve estancia en Albacete, esta persona volvió a la casa de Torrevieja donde volvieron a hospedarle, esta vez por dos días, tras lo que volvió a Ibiza.
Por todo ello, el Área de Investigación de Torrevieja inició la denominada Operación Sleepy, con el fin del esclarecimiento de los hechos denunciados. Fruto de las pesquisas, se pudo confirmar que se trataba de una organización con roles claramente definidos. Desde Ibiza, el cabecilla facilitaba los datos de tarjetas de créditos de distintos países para que fuesen introducidas en el TPV realizando cargos, concretamente de Francia, Estados Unidos, Canadá, Alemania y Turquía.
Estas acciones no siempre eran exitosas, se calcula que se intentó realizar los cobros de un montante aproximado de 20.000 euros, consiguiendo hacer efectivo unos 14.300. El dinero cobrado, menos una comisión, debía ser ingresado en metálico en una cuenta, o bien mandando mediante una empresa de envío de dinero a una persona de nacionalidad Polaca residente en Ibiza.
Durante el mes de febrero se procedió a la detención de la clienta de la tienda que puso en contacto a las partes en la localidad de Corvera (Murcia) tratándose de una española de 39 años. Se detuvo de igual forma a la persona de origen polaco de 41 años que recibía los pagos, y se investigó al cabecilla de la trama, un español de 37 años, que no se detuvo por encontrarse en prisión cumpliendo condena por un delito anterior.
A todos ellos, junto a la pareja denunciante, siendo ambos españoles con 59 y 55 años respectivamente, a los que se consideran cooperadores necesarios, se les imputan los delitos de estafa, blanqueo de capitales y pertenencia a Organización criminal.
Han sido puestos a disposición del Juzgado de Instrucción nº 2 de Torrevieja, quedando en libertad con cargos, menos el ya preso, qu continúa cumpliendo condena.
La Guardia Civil continúa investigando los hechos, en la búsqueda de nuevas personas perjudicadas, realizando para ellos una acción coordinada con Europol, FBI y la policía de Canadá y Turquía. No se descartan que se produzcan nuevas detenciones.