El Dr. José Ruiz Colecha recuerda la importancia de proteger los ojos con gafas de sol homologadas. “Los rayos de sol, la luz y la claridad que durante esta época del año es cuando acumulan más horas, no solo nos hacen entornar más los ojos con lo que acentuamos el gesto al guiñar más los ojos, favoreciendo la aparición de arrugas, sino que la radiación ultravioleta puede llegar a producir en exposiciones intensas queratoconjuntivitis actínicas. Dicho riesgo se acentúa si estamos en embarcaciones o en las proximidades del mar dado que los rayos reflejados son más perjudiciales y peligrosos, así como en la alta montaña”.
Por todo ello una gafa de sol con su adecuado filtro ultravioleta es muy recomendable. Además, la radiación ultravioleta también se ha relacionado con la aparición precoz de enfermedades relacionadas con la edad como la catarata y la degeneración macular. “Esta recomendación se hace extensible también a los niños en la medida que se pueda para protegerles de los rayos del sol, siendo también de utilidad el combinarlo con el uso de gorras o viseras. Recordar que está totalmente prohibido mirar directamente al sol ni tan siquiera con gafas homologadas ya que se pueden producir quemaduras irreversibles en la retina”.
El agua, tanto del mar como de las piscinas, y el contacto con el sudor también pueden ocasionar problemas en los ojos, especialmente inflamatorios o irritativos. El agua de mar suele estar limpia, pero la sal puede producir escozor e hiperemia, que normalmente es transitoria y sin repercusiones, pudiendo hacer uso de lágrimas artificiales si fuera necesario.
“El agua de las piscinas suele llevar productos de mantenimiento como el cloro que son mucho más irritativos y suelen dar problemas similares con más frecuencia e intensidad por lo que sería recomendable no abrir los ojos debajo del agua o usar gafas de bucear”. Las lágrimas artificiales pueden ayudar también, aunque algunos casos pueden requerir tratamiento antiinflamatorio tópico
Los especialistas insisten en la importancia de no hacer uso de lentes de contacto durante el baño o la ducha ya que pueden causar infecciones severas bacterianas y por protozoos al adherirse a la superficie de las mismas, siendo de difícil tratamiento y con consecuencias importantes para la visión.
“Además, no es recomendable frotarse o manipular los ojos dado que, especialmente en esta época, pueden ser vía de contagio de virus o bacterias que pueden ocasionar conjuntivitis que producen irritación y legañas y requieren el uso de tratamiento”.
Las alergias e irritaciones conjuntivales alérgicas son más frecuentes en primavera-verano en función de las etapas y periodos de polinización. En ese sentido, según los expertos, debemos evitar salir en horas de mayor concentración de polen (a horas tempranas de la mañana y al final de la tarde) y cerrar las ventanas en especial en días de viento. Si la alergia es a ácaros, polvo de casa o animales debemos mantener una limpieza especial de las estancias y habitaciones evitando el uso de alfombras y moquetas y ventilar, si es el caso. El uso de lágrimas puede ayudar a aliviar los síntomas, aunque a veces es necesario algún tratamiento más específico.