La Fundación CB e Ibercaja han presentado el informe sobre la Agricultura y Ganadería extremeñas en el 2022 y, como era de esperar, ha concluido que ha sido malo, sobre todo en la pérdida de renta agraria de los productores como consecuencia de la sequía, la subida de los costes o el incremento de los préstamos financieros. Su autor, el catedrático de la Universidad de Extremadura, Ramón Sanguino Galván, resalta que la renta agraria, en sólo un año, ha bajado un 7 por ciento. Una renta que es peor que la que había en 2018 y un dato relevante añadido. El peso en el Producto Interior Bruto extremeño ha pasado de ser del 9 por ciento a bajar dos puntos. Sanguino destaca, en la parte positiva, que el empleo no ha bajado y se ha comportado bien. Además, han bajado las hectáreas cultivadas de productos tan emblemáticos como el tomate, arroz y maíz, aunque aumentan los de pistacho, almendra e higos. El problema de este aumento es que estos cultivos no suponen ni el uno por ciento del total.