El 24,8 por ciento de los extremeños se automedica, segunda cifra más baja de todo el país y muy por debajo de la media nacional, que es del 35 por ciento, cifra ocho puntos porcentuales mayor a la del año anterior, que se situaba en 26,7 por ciento, y, además, el 12,7 por ciento utiliza productos homeopáticos y remedios naturales, según revela el VI Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon.
Asimismo, las personas que utilizan la medicina natural también se ha duplicado, pasando de un 6,6 en 2023 a un 12,7 por ciento. No obstante, el grupo más numeroso de personas que se automedican lo forman quienes consumen medicamentos sin pasar por el facultativo.
Analizando la relación entre el consumo de productos para la salud y cómo se sienten las personas que los toman, los perfiles que se automedican más son los que evalúan peor su estado de salud física, emocional, satisfacción con la vida y felicidad.
En cuanto a las variables sociodemográficas, las mujeres se automedican más que los hombres (un 38,8% frente a un 30,6%) y también las personas de entre 41 y 55 años, grupo entre quienes casi cuatro de cada diez lo hacen. En cuanto a la situación laboral, son las personas que sí están trabajando las que más lo hacen, dato que asciende hasta el 37,6 por ciento frente al 31,2 por ciento de los perfiles que no tienen empleo.
El estudio también analiza los perfiles que han perdido su trabajo o han estado en ERTE cuyos resultados confirman que casi la mitad han decidido tomar un medicamento o seguir un tratamiento por iniciativa propia.
Según los resultados del estudio, en Cantabria se encuentran el grupo que más se automedica (41,3%). Por detrás se encuentra Andalucía (40,5%) y Castilla-León (38,5%). En el lado opuesto, las comunidades autónomas con el menor porcentaje de personas que toman fármacos sin prescripción médica son La Rioja (20,2%), Extremadura (24,8%) y Navarra (28,2%). Por otro lado, Murcia destaca por ser la región en la que sus ciudadanos toman más fármacos sin prescripción llegando casi a un cuarto de la población que toma medicamentos que no le han sido recetados por ningún profesional del ámbito de la salud.