La Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) ha iniciado los trabajos de restauración hidrológica en el dominio público hidráulico (DPH) de varios cauces, principales y secundarios, que se vieron afectados por el grave incendio que se inició el pasado 17 de mayo en la comarca cacereña de Las Hurdes y se extendió a la Sierra de Gata.
En concreto, e incendio ha afectado a una superficie de 10.863,79 hectáreas en los términos municipales de Pinofranqueado (6.128,43 ha), Torrecilla de los Ángeles (1.658,13 ha), Hernán-Pérez (1.124,73 ha), Descargamaría (898,96 ha), Santibáñez el Alto (748,80 ha), Cadalso (210,88 ha), Robledillo de Gata (87,79 ha) y Caminomorisco (6,07 ha).
Ante la grave situación creada y la situación meteorológica inestable, ha sido necesario actuar de manera inmediata con el objetivo de garantizar el abastecimiento a los núcleos de población afectados y de minimizar y paliar algunos de los perjudiciales efectos causados sobre el medio natural, ha informado la CHT en nota de prensa.
De esta manera, y en coordinación con la Junta de Extremadura, tanto el Servicio de Vigilancia del dominio público hidráulico, como técnicos del Área de Gestión Medioambiental del organismo de cuenca, han visitado las zonas afectadas con el fin de determinar las prioridades de actuación.
Los primeros trabajos se han centrado en garantizar el abastecimiento a las pedanías de Ovejuela y Sauceda de Pinofranqueado y, posteriormente, se actuará en el resto de municipios, según prioridades y disponibilidad presupuestaria.
Como primeras medidas de carácter urgente, se han llevado a cabo trabajos de control de la previsible erosión hídrica en estos montes y de sus posibles efectos negativos sobre las aguas que abastecen las poblaciones de la comarca.
En particular, y ante la pérdida de cobertura arbórea y arbustiva, una parte importante del terreno presenta un elevado riesgo de erosión, lo que implica que, con las lluvias, se pueden producir importantes arrastres de material erosionado y de cenizas hacia los cursos de agua.
Para minimizar este riesgo, se están construyendo albarradas a partir de madera quemada. Estas albarradas son infraestructuras de protección que retienen las cenizas y material erosionado, evitando su arrastre hacia los cauces y embalses, lo que resulta "especialmente importante" si existen puntos de toma de abastecimiento.
Adicionalmente, también se está retirando la madera quemada para evitar la generación de tapones en los cauces, a la vez que se reduce el riesgo de problemas fitosanitarios, como la propagación de enfermedades y plagas, y se facilita la regeneración de la cubierta vegetal.
Así, se prevé una inversión inicial de unos 100.000 euros para las primeras actuaciones urgentes, a la espera de analizar la evolución de la situación de los cauces.