Siete de cada diez cacereños creen que la puesta en marcha del proyecto industrial de procesado de litio que promueve Extremadura New Energies en Cáceres traerá beneficios tanto a la ciudad como al conjunto de la comunidad autónoma extremeña. Así lo refleja una encuesta realizada por Celeste-TEL y difundida por la empresa promotora de la mina, que apunta que el 18,2% de la población cacereña se muestra en contra de esta iniciativa empresarial.
"Esto supone un descenso importante en la oposición ciudadana, de un 15%, ya que hace apenas dos años esta tasa se situaba en el 21,4%", ha asegurado ENE en una nota de prensa en la que añade que "el rechazo al proyecto industrial es minoritario en todos los tramos de edad", ya que es del 7% entre los menores de 30 años; del 12,7% entre los 31 y los 44; y de algo más del 22% entre los mayores de 45 años. También destaca que es una posición minoritaria entre los votantes de todos los partidos.
A la hora de valorar las razones con más peso para apoyar la implantación de esta industria, los cacereños destacan la generación de oportunidades de empleo, la atracción de otras industrias a la zona, el uso de energías renovables y de aguas residuales y la creación de una fundación para reinvertir parte de los beneficios.
El trabajo de campo de la encuesta se ha desarrollado en el mes de marzo, y en total se han realizado 2.000 entrevistas, y para un nivel de confianza del 95,45% el error real del conjunto de la muestra es del +/- 2,24%, según detalla Celeste-TEL.
El consejero delegado de Extremadura New Energies, Ramón Jiménez, ha destacado que "estos datos reflejan un apoyo creciente al proyecto industrial que impulsa la compañía y lo achaca al esfuerzo realizado por la empresa para dar respuesta a las inquietudes de la sociedad cacereña".
En este sentido, ha recordado que se ha presentado un nuevo proyecto con una extracción 100% subterránea y que se han incluido numerosas innovaciones tecnológicas, como el uso de vehículos eléctricos, un sistema de gestión de aguas residuales en circuito cerrado, el uso de hidrógeno verde y energías renovables para alimentar la planta y un proceso industrial que minimiza el impacto en el entorno.