Después de las importantes victorias sobre Ponferradina y Celta B, la ilusión del deportivismo se centraba en rubricar ese momento dulce del equipo con el acierto en el cierre de un mercado que se presentaba como apasionante.
La situación parecía inmejorable. Se había iniciado la segunda vuelta con merecidos triunfos ante dos de los enemigos más cualificados, lo que nos acercaba al ascenso directo y a que se nos viese como favoritos.
El momento deportivo era ideal para atraer buenos jugadores y el económico lo había garantizado el Presidente Álvaro García, en la Asamblea de diciembre. La coincidencia de ambos factores hacía que los deportivistas esperásemos, al menos, la llegada de un hombre que acabase con la más que preocupante sequía goleadora del equipo.
La sorpresa fue mayúscula al observar que las únicas noticias ilusionantes de este extraño mercadillo invernal procedían del ir a más de Mella, Iano, Rubén… Se hacía difícil digerir que Soriano insistiese en que “los mejores fichajes que podíamos hacer es que los jugadores que ya están, estén en su mejor nivel”.
Señor Soriano, en eso estamos de acuerdo. Es cierto que, usted y todos, esperábamos bastante más de la plantilla que confeccionó este verano, pero no es menos cierto que nos ilusionaba mucho que se pudiese reforzar bien en invierno.
La afición estaba convencida de que se cubriría, como mínimo, la llamativa necesidad de gol del equipo, y más tras las categóricas declaraciones del Presidente Garcia. En la Junta dejó claro que, en el presupuesto que se acababa de aprobar, ya se recogía la previsión del gasto de los fichajes de enero.
Como no podía entender que no llegase un punta, ayer, hasta las doce de la noche, mantuve la esperanza, pero la noticia no se produjo. Creo que hemos perdido la gran ocasión de dar un golpe de autoridad. Si, como se dijo, se disponía de dinero suficiente, se hace difícil comprender que no se haya fichado un delantero que “garantizase” goles.
Tenemos que tener muy presente que en 21 partidos hemos logrado 24 goles, poco más de uno por partido; que, en el aspecto goleador, somos el octavo equipo del grupo y que la realidad nos demuestra que genera más peligro la cabeza del central Pablo Vázquez, que los remates de nuestro delantero centro.
Sinceramente, creo que éste es un lujo que no se lo puede permitir un club que tiene que alcanzar el primer puesto. Ojalá que Alcaina y Quintero -a los que les deseo toda la suerte del mundo, y a los que no puedo enjuiciar- nos hagan olvidar esa carencia de goles, pero los curriculum no nos hacen ser muy optimistas. Por las filtraciones a los medios no han sido ni las primeras opciones, ni el tipo de jugador pretendido. Uno piensa que, si se necesitaba un extremo por la derecha, habría sido mejor firmar a un diestro, para contar con un futbolista que fuese distinto a Mella y Yeremay, y no fichar otro gemelo de los zurdos canteranos.
Me ha sorprendido la candidez de Soriano al hablar de las condiciones inasumibles para el club que han dificultado los fichajes. El fútbol es un juego callado y si el Presidente anuncia que ya tiene previsto el dinero para reforzar el equipo, los clubs te están esperando y no te van a admitir que quieras pagarles con “abalorios”, como dicen que le hacían los conquistadores a los indios.
Lo que si no tiene sentido es que pretendas fichar a la gran figura del Arenteiro y le ofrezcas al club el 20% de su humilde cláusula o que le pidas al Villarreal -que toda España sabe como se las gasta- la cesión de un joven con una opción de compra asumible. Hombre, aspirar a conseguir esas cosas en el fútbol…
El mercado ha finalizado. Pienso que se ha perdido una gran oportunidad, pero también creo que las diferencias entre el Deportivo y los rivales son tales que, a pesar de ello, sigo siendo optimista, aunque, si soy sincero, un poquito menos que ayer.
En algo trascendente si estoy en sintonía con Soriano: ahora el ascenso directo reside en la superación no solo de esos canteranos, que cada día van a más, sino. de forma muy especial, de los veteranos que ya estaban y que no aportaban al equipo lo que debían.
Augusto César Lendoiro.
Ex-Presidente R.C.Deportivo