En el fútbol español no puede haber nada más soñado que, para disfrutar de verdad de un título, derrotar a Real Madrid y F.C.Barcelona. Esa fue la machada realizada por los juveniles del R.C.Deportivo el pasado fin de semana en Marbella. Será un título de Campeones de España que nadie podrá discutir, porque “os do Pazo do Barcés” han superado en todo a los chicos de “La Masía” y de “La Fábrica”, sempiternos ganadores.
Fue el triunfo de “un equipo”… y no es una perogrullada. La TVG nos mostró lo que debe ser el fútbol, el deporte colectivo por excelencia, donde el esfuerzo del conjunto -no exento de jugadores de gran calidad- se impuso al juego individual y preciosista. El trabajo de todos para cumplir con la estrategia diseñada por Oscar Gilsanz y disponer de una condición física de lujo conseguida por Fran Varela, había triunfado sobre una teórica superioridad de madrileños y catalanes que nunca existió.
Demostraron que se trata de un equipo “veterano” en edad juvenil. Sí, maduraron mucho desde que en 2011, con 9 años, llegaban unos niños al Depor y hoy representan la mitad de la plantilla de los Campeones-2021. Habían tenido que superar las pruebas exigentes a las que les sometieron los auténticos protagonistas de la captación -sin duda la clave de este éxito- Manuel Pulido y Tito Porvén, que fueron “premiados” por su ímprobo trabajo con observar como, pocos años después, se les enseñaba la puerta de salida del club.
Por eso creo que es de justicia reconocer que los jugadores, hoy idolatrados, no llegaron al Depor por casualidad, ni siquiera a través de los tradicionales Ural, Orillamar, Imperator, Montañeros… sino porque Pulido y Porvén detectaron esos talentos en buena parte de Galicia. No fueron solo cedidos por equipos modestos coruñeses con convenio (Victoria, Calasanz y Sp.Coruñés) o de las Mariñas-Arteixo (San Pedro, Dorneda, At.Arteixo y Laracha) sino también -el trabajo de campo fue de sobresaliente- de clubs como Silleda, Órdenes, Racing de Ferrol, Catoira, a los que poco después se unió el Bertamirans -mi querido club en la época universitaria- al ofrecernos a Mella, ese cadete que tanto apunta, y que es hijo del Mella, el buen delantero, que jugó en mi Depor 1988-89, aquel al que Soriano Aladrén privó de jugar la final de la Copa del Rey.
El proceso de este equipo ha durado 10 años. En 2011 ya vestían la blanquiazul éstos nuestros primeros benjamines a las órdenes de Juan Villamisar y de David Lagar. Eran los Brais, Barcia, Fito, Noel, Jairo, Trilli, Añón, Fuentes, Padín, Rios, Guvé… y Álvaro Fernández y Hugo Novoa, dos de las joyas más preciadas de esa generación, que, con tristeza, veíamos como, años después, nos los llevaban en dirección a Madrid (hoy en el Manchester United) y Leipzig, tras ser “aconsejados”, como lo fue Angeliño y alguno más, por quien tenía bula en el club.
A todos esos clubs, que en su día facilitaron la llegada al Deportivo de esos críos, hoy también debemos felicitarlos y agradecerles su dedicación a ellos, al igual que a los que lo hicieron estos últimos años para apuntalar esta plantilla campeona con la llegada de los Guille, Mauro, Gómez, Nico, Guerra, Do Carmo, desde los Areosa, Cerceda, Arousa, Calasanz, Racing Ferrol…… y los Mario, Nájera, Yeremay, Val, Urdiales y Pereda, desde los Plasencia, Logroñés, Madrid, Valencia, Basander y Racing Santander. A todos, mil gracias.
Pero no sólo se merecen mi enhorabuena los jugadores y los clubs de procedencia. Quiero felicitar, a todos los presidentes y consejeros -a los actuales ya lo hice nada más proclamarse Campeones- porque hicieron posible que estos chicos hayan podido llegar hasta aquí. Mi reconocimiento también a los directores de la cantera -desde Miguel Gamallo, que inició en 2011 esta camada, hasta el día de hoy- que mejoraron un grupo ganador gracias a infinidad de personas entre preparadores técnicos y físicos, médicos y fisios, delegados, utilleros, jardineros y todo el personal del club que les acercaron a títulos gallegos y éxitos en torneos de renombre como Iscar Cup o Carballo…. y los recuperaron después del revolcón sufrido en Brunete.
Hoy todas son alabanzas, pero la vida del fútbol profesional es muy dura. El ejemplo lo tenemos en los otros campeones de España deportivistas, los de 1996. Fueron muy pocos los que vivieron una exitosa carrera profesional. Triunfar con los de tu edad, ya vemos lo difícil que es (los dos únicos títulos en la historia para Galicia los consiguió el Deportivo) pero hacerlo cuando la edad no cuenta es mucho más complicado. Es la hora del “vísteme despacio que tengo prisa”. Es imprescindible que todos tengamos la necesaria paciencia. Los chavales tienen que crecer y nadie les va a regalar nada. La competitividad en el fútbol es brutal.
Es ésa una reflexión que los primeros que la deben hacer son ellos, sus madres y sus padres. Esa familia que, aunque la he dejado para el final, es la primera que merece mi homenaje por los sacrificios que realizan por sus hijos, hasta el punto que pienso que este trofeo debía concederse, a partes iguales, a hijos y padres. El mérito es de los jugadores… pero el sacrificio ha sido compartido.
Por eso debo hacerles partícipes de mi preciosa vivencia de hace 10 años, y que aún hoy me pone los pelos de punta. El padre de un pequeñín de 9 añitos recorría cerca de 1.000 km. semanales, para que su hijo pudiese entrenar y jugar en el Deportivo. El pasado domingo un joven, después de marcar un gol decisivo para el título juvenil, besó con inusitado sentimiento el escudo deportivista. En ese momento expresaba lo que le había costado llegar allí no sólo a él. Seguro que su beso, quizás el gesto más emocionante de la celebración por lo auténtico que era, tenía para Noel un doble destinatario: su padre… y su club. Desde Silleda un gesto de amor para enmarcar.
Augusto César Lendoiro
Ex-Presidente R.C.Deportivo