Tras una extensa carrera política y años de servicio público, Joaquín García Díez, asegura que le pareció oportuno dejarlo porque "no estaba en sintonía con el actual ambiente político". Lamenta la desafección que se está generando en la ciudadanía y no descarta que la agresividad política pase de ser verbal a física. Asegura que uno no deja de ser alcalde, un puesto que ostentó en Lugo de 1995 a 1999. De hecho considera que debería ser obligatorio para quien aspira a ostentar un alto cargo político. Le hubiera gustado que el se hubiera seguido el camino emprendido de "poner a Lugo en el mapa" y que no se hubiera abandonado la relación con la Casa Real. Joaquín García Díez será homenajeado esté sábado 11 de mayo en una comida en el Torre de Núñez.