Las historias de superación se forjan a base de sufrimiento, esfuerzo y humildad. Tres características que definen a la perfección a la primera incorporación del Club Deportivo Lugo esta campaña, Nathaniel Nicholas. Una lucha por la supervivencia, salir adelante y cumplir el sueño de millones de niños. Ser futbolista.
El nigeriano llegó a España como muchos otros jóvenes jugadores africanos, fruto de una mercadotecnia que ensombrece al deporte y llena los bolsillos de agentes y clubes europeos. Nathaniel pisó Galicia por primera vez a través del Deportivo de la Coruña, en una remesa de futbolistas africanos que salieron de su país de origen para buscar un futuro mejor en Europa al amparo del deporte. Pese a poseer un físico privilegiado y una calidad técnica envidiable, no encontró hueco en el Fabril. Llegó en la época en la que Luisito, el histórico entrenador del fútbol gallego, dirigía el equipo. Tras no encontrar una oportunidad en el filial deportivista, puso rumbo a la SD Fisterra de la mano del director deportivo de por aquel entonces, José Tolo. Allí disfrutó de minutos y protagonismo y empezó a diseñar su futuro.
En el Fisterra tuvo su primer contacto con Adrián Negro, protagonista indispensable en su carrera y que recuerda una anécdota que define a Nathaniel como futbolista. "En un partido contra el Fabril, Nathaniel robó un balón en su campo y arrancó con una potencia bestial. Llegó a línea de fondo y puso un centro fuerte y medido propio de un jugador de otra categoría. El delantero erró el remate y el equipo coruñés montó el contragolpe. Nathaniel fue capaz de replegar a una velocidad de vértigo, recuperar la posición, ganarle el duelo al delantero y robarle el balón", relata un Adrián Negro que a día de hoy continúa asombrado con las cualidades físicas del futbolista.
Una carrera prometedora que se truncó con la llegada de la pandemia. La incertidumbre y el descontrol ocasionado por una epidemia desconocida a nivel global golpeó, como siempre sucede, a los más desfavorecidos. El coronavirus no sólo frenó su deseo de crecer como futbolista en A Coruña, también provocó que caducase su permiso de residencia en España.
Adrián Negro, esa temporada preparador físico de la SD Pol, le comentó al entrenador de entonces lo interesante de hacerse con los servicios del futbolista. Nacía una nueva oportunidad para el jugador. Sin embargo, la falta de documentación impedía a la entidad hacerle ficha y a Nathaniel disfrutar de su gran pasión, el fútbol. El técnico se esforzó en que el futbolista no se viniese abajo y continuara entrenando, pero las dificultades económicas se recrudecieron. Tuvo el apoyo que necesitaba para seguir aunque el dinero escaseaba y lo poco que entraba en las arcas del jugador era enviado a su país de origen para apoyar a su familia.
El alcalde de Pol, un aliado imprescindible
En el peor momento de Nathaniel surgió un protagonista inesperado. El alcalde de Pol, Lino Rodríguez, se interesó por la situación del futbolista y le tendió la mano para intentar cambiar el rumbo de su vida.
"Adrián Negro me habló de él y lo trajimos para aquí. No le pudimos hacer ficha porque no tenía la documentación necesaria. Lo más complicado fue conseguir un informe de su país en el que reflejaran que no tenía antecedentes penales", explica Lino, a quien mentarle el nombre del nigeriano le esboza grandes y duros recuerdos.
La burocracia era un freno insalvable en el desarrollo futbolístico y personal del jugador, pero ni Nathaniel ni Lino Rodríguez se rindieron. El abogado Anxo Quiroga y su amiga 'Oluchi' prepararon los papeles para tratar con Extranjería en Lugo en varias ocasiones, pero tuvieron que acabar viajando a la capital de España.
"Gracias a la asociación de personas nigerianas logramos saber lo que teníamos que hacer para facilitarle los documentos. Viajamos a Madrid en dos ocasiones. En la primera, la policía nigeriana, que tenía que acreditar la ausencia de antecedentes en su país, no se presentó", asegura un Lino Rodríguez crítico con las dificultades que tuvo que sufrir el jugador.
En su segunda visita a la capital consiguieron el documento necesario y tras una lucha incansable en la que también colaboró el vicepresidente de la Federación Gallega de Fútbol, Carlos Méndez (Negrín), Nathaniel consiguió el permiso necesario para poder jugar. "Está empadronado en Pol. Yo le ayudé en todo lo que pude. Se lo merecía, es un chico excepcional, muy educado y que siempre se portó extraordinariamente bien", comenta el alcalde de la localidad lucense.
Las alabanzas de Lino Rodríguez a Nathaniel no se circunscriben solo al ámbito personal, sino también al deportivo: "Yo no soy entrenador, pero estos chavales vienen de una cultura difícil, sin una educación futbolística como la que puede haber aquí. Si corrigen esas pequeñas cosas tácticas pueden ser muy buenos".
Y llegó el día, el ansiado debut tras una odisea personal y burocrática. Otra de las personas importantes en su vida, el futbolista hoy del Arousa, Santi Gegúndez, narra el emocionante momento que ambos vivieron tras meses de esfuerzo y lucha. "Antes del primer partido se vino abajo. Íbamos los dos en el coche junto al entrenador y el segundo y nos emocionamos, nos pusimos a llorar. Estaba pensando en darle carpetazo al fútbol y ponerse a trabajar. Por fin podía hacer lo que más soñaba".
Un salto en la carrera de Nathaniel Nicholas
En la SD Pol pronto quedaron asombrados con la destreza de Nathaniel con el balón y su despliegue físico. "Me daba pena verlo jugar en esa categoría. Pensamos en cambiarle la posición porque lo hacía demasiado fácil. Jugaba muy tranquilo, con una superioridad física abismal", relata un Santi Gegúndez que en cada palabra destila su cariño por el nigeriano.
Ese talento no pasó desapercibido para Simón Lamas y Pablo Vivero. El futbolista fichó por el Racing Vilalbés y pasó de Primera Regional a Segunda Federación, un salto impresionante para cualquier jugador que Nathaniel solventó sin inconvenientes. El histórico entrenador chairego, Simón Lamas, alaba las cualidades del jugador: "Le hubiese venido bien estar en Tercera División un par de años, me gustaría ver dónde estaría ahora mismo. Parece que cuanta mayor exigencia tiene, mejor se adapta".
La capacidad defensiva, física y competitiva de Nathaniel son cualidades que todos sus excompañeros y entrenadores ensalzan. "Es un central muy poderoso físicamente, que destaca más en posicionamientos avanzados defendiendo lejos de portería. Muy bueno en duelos individuales, cuerpo a cuerpo y velocidad. Interioriza bien los conceptos", relata un Simón Lamas que consiguió exprimir el potencial del jugador.
África, fútbol y pobreza
Como toda historia, la de Nathaniel tiene un origen. Un lugar donde el fútbol se aleja de grandes pantallas de televisión, de cientos de cámaras que captan cada detalle de un jugador. El fútbol de calle, de campo, de arena. De jóvenes forjan sus sueños descalzos, pegándole patadas a un balón improvisado. Ese fútbol lo conoce un excompañero y amigo de Nathaniel como es Javi Pita. El guardameta lucense tuvo ocasión de visitar Nigeria en una invitación de las academias del país. "El fútbol en Nigeria es otro mundo completamente diferente. Funciona por academias que invitan a clubes y ojeadores europeos para dar visibilidad a los futbolistas. Se centran en la técnica individual y dejan a un lado la parte táctica", explica Pita.
Otra de las grandes barreras que se presentan en ese trasvase es el idioma. Nathaniel tuvo la fortuna de encontrarse en su camino a entrenadores y compañeros con conocimientos de inglés que le permitieron una adaptación más sencilla. Javi Pita explica con simpatía que el futbolista asentía en ocasiones a las órdenes del cuerpo técnico aunque en realidad no comprendía lo que le trasladaban. "Ahora ya habla, lee y entiende perfectamente el idioma, pero al principio le costaba. Algunos de los rivales se sorprendían, cuando íbamos por diferentes campos de Galicia, de ver como le dábamos instrucciones en inglés".
Lejos de cualidades deportivas, todos reflejan en sus palabras el cariño que profesan por una persona que luchó y peleó de forma incansable por lograr cumplir su sueño. Humildad, simpatía, optimismo y capacidad de superación son conceptos que definen a un futbolista que este año debutará en Primera Federación para seguir superando etapas y creciendo como persona. Un jugador cuyo techo está todavía por definir y que se ha ganado a pulso tener todas las oportunidades posibles.
Nathaniel ya le ha ganado a la vida y al fútbol. El Club Deportivo Lugo ha ganado un guerrero.