Rosa Fernández confiesa que "son casi dos décadas de gran desgaste personal, físico, psicológico y económico, pero no nos rendimos y no pararemos hasta ver a ese malnacido entre rejas". La familia de Déborah no esconde su enorme malestar con la instrucción del caso, a la que definen como "tomadura de pelo". "Exhumar el cadáver no es algo que nos apetezca, evidentemente, pero si tenemos que hacerlo lo haremos para poder aprovechar las técnicas actuales". Este decimonoveno aniversario marca además el comienzo de la cuenta atrás judicial, ya que en uno año el caso prescribirá.