Cuando todo parecía perdido, con las mencillas del reloj por encima del minuto 80, y después de que el Celta hubiese malogrado excelentes ocasiones, llegaron los goles en un gran ejercicio de fútbol y fe de los de Claudio Giráldez, que rescataron un punto que bien pudieron ser tres, en un abarrotado Balaidos que vibró con los suyos.