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El cambio climático agrava las sequías e inundaciones en la Región de Murcia

La Región de Murcia está experimentando un impacto cada vez más severo del cambio climático, con un aumento significativo de las temperaturas, sequías prolongadas y episodios de lluvias torrenciales que generan graves inundaciones.

Julián Vigara

Madrid |

Juan Pedro Montave, catedrático de física de la tierra de la UM

Aumento de temperaturas y olas de calor

Los estudios climáticos confirman que la temperatura media en la Región de Murcia ha subido más de 2 °C en las últimas cuatro décadas. Este incremento ha provocado un aumento de las noches tropicales (con temperaturas superiores a los 20 °C) y las noches tórridas (por encima de los 25 °C), afectando la calidad de vida de la población y la salud de los ecosistemas locales.

Además, las ciudades murcianas están experimentando el fenómeno de las islas de calor urbanas, que agravan el calor en los centros urbanos debido a la escasez de zonas verdes y el uso de materiales que retienen el calor. Expertos recomiendan la creación de más espacios arbolados y la utilización de materiales reflectantes en infraestructuras para mitigar este problema.

Sequías crónicas y gestión del agua

Murcia es una de las regiones más secas de España y la gestión del agua se ha convertido en un desafío clave. La demanda hídrica sigue en aumento, mientras que los recursos disponibles son cada vez más limitados debido a la falta de lluvias y la sobreexplotación de acuíferos. Especialistas en geografía física sugieren que se deben adoptar estrategias más sostenibles, como la reutilización del agua, la mejora en la eficiencia del riego agrícola y el desarrollo de infraestructuras innovadoras para la conservación del agua.

Aumento de inundaciones y episodios de DANA

Desde el año 2000, la Región de Murcia ha sufrido al menos 17 episodios de lluvias extremas vinculadas a Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANA), que han causado graves inundaciones y cuantiosos daños materiales. El calentamiento global está contribuyendo a la intensificación de estos fenómenos, generando un mayor riesgo para infraestructuras, viviendas y cultivos.

Uno de los problemas clave es la urbanización en zonas inundables, lo que incrementa la vulnerabilidad de numerosas localidades. Los expertos insisten en la necesidad de una mejor planificación territorial para evitar la construcción en áreas de alto riesgo y reforzar los sistemas de drenaje para minimizar los efectos de las lluvias torrenciales.