En la música, como en la vida, las pasiones para unos, son pecados capitales, cuando no vicios, para los otros. El de la avaricia, por ejemplo, parece ejemplificar las desigualdades y está a la orden del día. Contra ella solamente nos queda buscar –y practicar en la medida de lo posible– la virtud de la generosidad.
Si nos detenemos exclusivamente en la definición «Afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas» estaríamos obviando lo inmaterial, y seguramente notaríamos que la mayoría de las personas portamos el saco roto.
Aunque el desapego ya lo confronté al coleccionismo en un NMHA de la IV temporada, nunca está de más el agradecer la cualidad de la persona dadivosa que afortunadamente lleguemos a tener cerca.
Gente avara siempre la ha habido, y en su derecho están de seguir «pecando», pero personas generosas también existen aunque probablemente en menor medida, tal como vimos en el especial 'Altruismo, Filantropía, Solidaridad y Voluntariedad'.
Por cierto, anoche cumplí tres décadas desde que comencé a dedicarme a escribir sobre la música que hacen los artistas y que generosamente nos comparten para que podamos vivir más felices. Me gustaría dedicar este programa a todas aquellas que en algún momento han obrada con liberalidad para conmigo.
Texto: Miguel Tébar, periodista musical