Crisis coronavirus

Riesgo de "quinta ola" a finales julio debido a una subepidemia en la población más joven sin vacunar

En el último tercio de junio se ha producido un cambio de tendencia y la epidemia vuelve a crecer, situación que podría consolidarse como ha ocurrido en Reino Unido

Rosa Roda

Murcia | 02.07.2021 07:33

Riesgo de "quinta ola" durante el verano debido a una subepidemia en la población más joven sin vacunar
Riesgo de "quinta ola" durante el verano debido a una subepidemia en la población más joven sin vacunar | Antonio Guirao (UMU)

El último informe del profesor Antonio Guirao para el Instituto de Salud Carlos III advierte de que la previsión de vacunar a la franja de 12 a 29 años en agosto podría llegar tarde.

Según Guirao, durante junio la epidemia ha pasado de una fase de estancamiento a una nueva fase de crecimiento. Hasta mitad de mes, el número reproductivo osciló entre 0.85 y 0.95, con un descenso muy lento de la curva de contagios, menor del que debería haberse producido para llegar al verano con IA-14 (incidencia acumulada en 14 días cada 100 mil habitantes) por debajo de 50. Actualmente, el número reproductivo ha subido hasta situarse en el intervalo de 1.1 a 1.2, lo que significa un período de duplicación de entre 3 y 5 semanas.

Si esta tendencia se consolida, a final de julio se podrían dar entre 10.000 y 15.000 contagios diarios en España, incluso teniendo en cuenta la vacunación.

El actual repunte ocurre a pesar del avance de la vacunación por varios motivos: hay muchos grupos de población todavía sin vacunar, especialmente los de menor edad; la vacunación en el grupo de 60 a 69 años todavía está muy retrasada; y la eficacia de las vacunas no es del 100%. La entrada en escena de la variante Delta sería un factor adicional como se discutirá después.

Guirao recuerda en su informe que en España se produjo una cuarta ola entre mediados de marzo y mediados de mayo, en acuerdo con las predicciones que anunciamos en informes previos. Aunque esta ola no ha sido tan intensa como las anteriores, ha dejado más de 400.000 contagios (nuestra estimación con el modelo fue de aproximadamente medio millón) y más de 6.000 fallecidos.

Como también hemos señalado previamente, el efecto de la vacunación no era suficiente para contrarrestar el crecimiento de los contagios debidos a una desescalada prematura. La flexibilización progresiva de medidas desde marzo, en la mayoría de regiones del país, y el final del estado de alarma en mayo han supuesto un incremento importante de las situaciones de contacto social en las que no se usa la mascarilla y no se guarda la distancia interpersonal de seguridad, lo que se traduce en un aumento de la probabilidad de contagio y, por tanto, de la tasa de transmisión.

Durante marzo y abril, con porcentajes de vacunación inferiores al 10%, la flexibilización de medidas produjo la cuarta ola con un pico a finales de abril. A lo largo de mayo, la incidencia fue descendiendo, pero de forma muy paulatina pese al avance de la vacunación. Tras el final del estado de alarma, el descenso de la incidencia se fue ralentizando incluso con porcentajes de vacunación ya superiores al 20%. Finalmente, en el último tercio de junio se ha producido un cambio de tendencia y la epidemia vuelve a crecer, situación que podría consolidarse como ha ocurrido en Reino Unido.

La máxima efectividad que han demostrado las medidas en España, al controlar las sucesivas olas, ha sido de aproximadamente un 70%. En el momento actual, sin estado de alarma y una relajación generalizada del cumplimiento de las medidas, la efectividad podría bajar al 50%, o incluso hasta el 25% o menos. Si, por ejemplo, hubiera una pérdida de efectividad de las medidas del 70 al 50%, se necesitaría al menos un 40% de la población inmunizada para que no se desarrollase de nuevo la epidemia.

"En el caso de que las medidas sólo funcionasen con efectividad de un 25%, sería necesario tener al menos a la mitad de la población totalmente inmunizada, lo que ocurriría hacia finales de julio. Esto significa que todavía durante julio puede desarrollarse una quinta ola" advierte el profesor Guirao en su informe.

Además, lo anterior vale si la población es uniforme. Sin embargo, el grupo de población de menor edad puede considerarse como un compartimento casi separado con un riesgo mucho mayor que el ya discutido. Se dan tres circunstancias en esta población: está aún sin vacunar, sus individuos interactúan fuertemente entre ellos y puede producirse de cara al verano una situación de laxitud máxima del cumplimiento de medidas.

Estos tres factores pueden desencadenar una subepidemia con el virus totalmente fuera de control. De hecho, ya se está observando un aumento exponencial de la incidencia en la población adulta y joven no vacunada. El riesgo en este momento es muy alto y la situación podría tornarse muy grave, pues hay más de 7 millones de personas susceptibles sólo en el rango de 15 a 30 años.

El número reproductivo actual (aproximadamente r = 1.15) es el promedio en toda la población, pero en la población joven podría llegar a 1.5 o más, lo que supondría un crecimiento exponencial que conduciría a finales del mes de julio a más de 10.000 contagios diarios, sólo en jóvenes.