Joaquín Canalejo es una voz autorizada en los asuntos económicos del Club Atlético Osasuna: fue de los pocos que en las etapas de Patxi Izco y Miguel Archanco alzó la voz para denunciar la peligrosa senda por la que caminaba el club, acumulando una deuda que entonces se decía era controlada y dejando de pagar las obligaciones fiscales. Entonces los socios solo conocían una pequeña parte de la realidad; ahora la información es muy completa y, si quedara alguna duda, la masa social sabe que puede contar con el criterio independiente de la Comisión de Control Económico, creada tras los desmanes de épocas pasadas y cuyo primer presidente, ya en la era Sabalza, fue precisamente Canalejo.
Las pérdidas antes de impuestos han sido de 7,7 millones de euros
En el programa "Caliente Caliente" de Onda Cero Joaquín Canalejo ha analizado la situación financiera actual del club, incidiendo en varios ejes. Uno es la necesidad de conseguir mayores ingresos creciendo por la vía de rentabilizar más y mejor el nuevo estadio del Sadar, que tiene locales comerciales creados con la reforma sin alquilar desde su construcción, y nuevos espacios a los que debería sacar mayor provecho. Otro es el necesario equilibrio entre ingresos y gastos que se ha perdido en los últimos ejercicios, y no ya por gastos extraordinarios sino con pérdidas previstas y aprobadas desde los presupuestos.
Hay que cancelar ya toda la deuda a corto plazo
Y el tercero es el uso de los fondos provenientes de CVC: ya que no se conoce cómo y cuánto está creciendo La Liga con el "plan impulso", sí está claro que "ya no hay posibilidad de no cancelar toda la deuda antigua a corto plazo" con el dinero que ya se ha recibido de CVC, 26 millones hasta junio de 2023 que serán los 52 totales en junio de 2024.
Este sábado se presenta a los socios compromisarios en la Asamblea Ordinaria del Club para su aprobación las cuentas de la temporada 22-23, que arrojan unas pérdidas de 5,5 millones, "7,7 antes de impuestos", y una deuda neta de 61 millones de euros.