En Más de uno Pamplona, Lorea Gurutxarri, técnica de la Asociación Sare Elkartea de lucha contra el Sida en Pamplona/Iruña, subraya la “importancia de la detección precoz o cuanto antes”, de los 185 casos detectados en los últimos cinco años, “el 25% era de diagnóstico tardío”. La relevancia de estos datos radica en que las repercusiones son mayores, “hay que cuidar la salud” y el VIH, además, es silencioso, “no tiene síntomas”, por lo que ante prácticas de riesgo “conviene hacerse una prueba”.
La actividad de la Asociación Sare Elkartea con sede en la Rotxapea desde el 92, comenzó centrada en los casos de las prisiones con el intercambio de jeringuillas, “en prisión era la población donde más transmisión había, por el uso de la inyección no estéril”. Desde entonces, la asociación se ha especializado mucho en la “parte emocional”, porque según argumentan “pueden dar condones pero la sexualidad es mucho más y la ven mucho más allá de lo genital y las barreras”. Cree Gurutxarri que no pasar al plano biopsicosocial sería quedarse “en la punta del iceberg”. Explica en Onda Cero la técnica de la Asociación Sare Elkartea que entienden “la sexualidad como algo biopsicosocial”, que recoge todos los planos, ya que de lo contrario se quedan “solo en la barrera”, motivo por el cual creen que “hay los datos que hay”.
Incide Lorea Gurutxarri en que hay que “cambiar un poco de rumbo”, porque todos los programas se centran en la actualidad “en la prevención desde las barreras, desde los condones, barreras de látex”, unas medidas “no están causando efecto”.
“Hay que bajar a la educación”, explican desde Sare, quienes lamentan que “Skolae está en funcionamiento desde hace cinco años, pero el cuarto eje que es el de la sexualidad no se aplica”. Se habla de sexualidad con la boca pequeña, algo a lo que Gurutxarri responde que “sin duda”, quedando como resultado “generaciones vacías de contenido”. Lamenta que “hay desinformación”, existen “muchísimos estímulos todos los días” y que habría que estudiar el impacto de las redes sociales.
“No, estamos ya en los años 90”, explica, “pero la primera reacción sigue siendo la misma”, el susto en un positivo por VIH es una realidad, por lo que Lorea pone en valor la labor de acompañamiento que hace Sare. Detalla que esta función parte desde el mismo momento de la “prueba de tercera generación”, quien se la hace queda acompañado por una técnica de la asociación y mantienen una conversación durante los 20 minutos que tarda en salir el resultado. Un diálogo que sirve para saber si ha habido prácticas de riesgo o cuáles son las preocupaciones de esa persona que ha acudido a la prueba. Cuando el resultado es positivo “se hace un acompañamiento durante las 24 primeras horas”.