La Ley de reestructuración de deuda de Osasuna contempló 53 millones de deuda con el fisco, de los cuales 43 fueron canjeados por el patrimonio íntegro del club. Más tarde afloraron nuevas cantidades además de multas, sanciones y recargos por las cantidades no prescritas que Hacienda llevó ante la justicia, y que el club satisfizo en su totalidad gracias al ascenso a Primera División en junio de 2016.
El resto, más de 100 millones de euros, es fruto de la actividad deportiva del club, pagando el doble en IRPF e IVA estando en Primera División que en Segunda. Osasuna afirma ser uno de los principales contribuyentes navarros.
Este año la entidad presenta unas pérdidas de 5 millones en el ejercicio de la temporada 22-23, debidas sobre todo a emplear dinero de CVC para confeccionar la plantilla. Para esta temporada se presentará a los socios compromisarios para su aprobación en Asamblea el próximo 11 de noviembre un presupuesto de 79 millones de gastos con pérdidas previstas de algo más de un millón de euros. La deuda neta se sitúa en 61 millones.
Como curiosidad, la participación del club en la final de la Copa del Rey apenas ha dejado beneficios por los gastos que supuso y los escasos ingresos obtenidos, criticando veladamente Osasuna en su memoria económica la falta de transparencia de la Federación Española de Fútbol en las cuentas de la competición.