Los vecinos de San Jorge en Pamplona piden acometer cambios reales en la estructura del barrio y no quedarse en remedios paliativos como los cuatro semáforos y sus correspondientes pasos de peatones que han empezado a funcionar esta semana.
Conseguir una alternativa al paso subterráneo para pasar por la intersección entre la avenida San Jorge y la avenida Navarra era una prioridad para el Ayuntamiento. Las obras de adecuación y rebaje de aceras y pintado de pasos, que comenzaron a finales de junio, han tenido un coste de 157.943,86 euros.
"La intervención facilita el acceso entre las diferentes zonas del barrio"
Se han instalado semáforos en las intersecciones y se ha reforzado el alumbrado para los peatones en los puntos de cruce. Javier Labairu, concejal de barrio, explica que la intervención surge de "una petición vecinal para facilitar los accesos" y que, por ahora, hay satisfacción con sus efectos.
Reacción vecinal
Los peatones ya no tienen esa barrera arquitectónica obligatoria, pero el barrio sigue dividido por dos carreteras en cuatro islas casi independientes. Toñi Martínez, presidenta de la Asociación de Comerciantes, explica en Onda Cero que ir de un lado a otro es como "cruzar el charco". Antonia Gómez, vicepresidenta de ACODIFNA, Asociación Coordinadora de Disminuidos Físicos de Navarra, cree que "por lo menos ya se visibiliza el problema".
Piden una solución integral porque el ruido, el estrés, la contaminación y el tráfico son parte de la melodía que suena todos los días en los oídos de los vecinos de San Jorge.
Un barrio archipiélago, formado por cuatro islas, que surge de la división que provoca la intersección entre la avenida San Jorge y la avenida Navarra y que dificulta la comunicación dentro del mismo.
Los vecinos se sienten "pamploneses de segunda", la alcaldesa, Cristina Ibarrola, no acudió a la inauguración, como sí hizo con el ascensor de Trinitarios. Sí que estuvo Javier Labairu con quien la relación aseguran "es fluida". Lamentan que el Paseo Sarasate, la calle Sangüesa y Plaza de la Cruz, ahora también Merindades, ganan protagonismo frente a un problema que lleva arrastrándose dos décadas y ante el que las distintas fuerzas políticas coinciden en que hay que atajar, aunque nadie se decide a hacerlo.
"Había gente que utilizaba la villavesa para ir del centro de salud al club del jubilado"
Se encuentra en estudio un proyecto que puso sobre la mesa la plataforma vecinal para soterrar las dos avenidas, aunque creen que desviar el tráfico sería fundamental. Para ello solicitan volver a tomar en consideración intervenciones como la de "hacer una ronda desde el puente de la Magdalena hacia Landaben por Berichitos".