Uno de los síntomas y de las principales secuelas del COVID-19 es la anosmia o falta de olfato, de hecho se estima que el 80% de los pacientes con SARS CoV-2 lo desarrollan, según la Clínica Universidad de Navarra. La mayoría lo recupera, pero en el caso contrario se recomienda acudir a un especialista.
La pérdida de olfato ocurre porque una proteína del virus se adhiere al techo de las fosas nasales y daña las células olfatorias. Normalmente las neuronas olfativas se regeneran, pero si la pérdida de olfato y gusto se mantiene es aconsejable acudir al especialista para hacer un estudio completo y valoren la aplicación de un entrenamiento olfativo, un tratamiento rehabilitador. Secundino Fernández, especialista del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra, explica en Onda Cero que "el olfato se puede rehabilitar en el 50% de los casos con entrenamiento". Un trabajo que consiste en oler durante 30 segundos cuatro grupos de olores, separados en tiempo entre sí, durante dos veces al día.
Pero no solo la covid es la responsable de anosmias e hiposmias, pérdidas de olfato. Puede ser signo precoz de enfermedades neurodegenerativas, tanto de Alzheimer como Parkinson, de hecho, hay un estudio colaborativo INNOFACT entre la Clínica Universidad de Navarra y el CIMA.