Es una lucha que dura 27 años. Un proceso el de Pablo Ibar y su familia por demostrar su inocencia en el triple asesinato ocurrido en julio de 1994 en Florida, su lugar de residencia. Tres juicios ha superado ya este estadounidense de origen guipuzcoano en los que ha pasado de una nulidad a una cadena de muerte y, finalmente, la perpetua. Su padre, Cándido, y su mujer, Tanya, visitaron este lunes Vitoria en la que será una pequeña gira por el País Vasco porque están inmersos en una costosa apelación para que se celebre un nuevo juicio. Sería el cuarto. Y confían en que sea «justo» tras las decepciones anteriores.