La existencia de este colectivo de riesgo entre la población inmigrante en Euskadi ha impulsado a la Consejería de Sanidad y el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) a editar una Guía de Actuación en el ámbito sanitario para la prevención y detección de la Mutilación Genital Femenina.
La Guía, según ha señalado el consejero vasco de Sanidad, Jon Darpón, en su presentación a los medios, pretende dar respuesta a la necesidad de los profesionales sanitarios y asistenciales de reconocer y saber cómo actuar ante las situaciones que han surgido tras la llegada a Euskadi de mujeres que proceden de países donde se realizan esas prácticas, un colectivo cifrado en unas 11.000 personas.
Darpón ha hecho hincapié en las actuaciones de prevención de esta práctica por parte de los profesionales sanitarios vascos y ha anunciado, en este sentido, la puesta en marcha de un documento, denominado "Compromiso preventivo", mediante el cual los responsables de la menor en riesgo "se comprometen, por escrito, a evitar su mutilación genital", cuando viajen a sus países de origen.
Los firmantes de este documento se comprometen también a "acudir de nuevo, al regreso de su viaje, al centro de salud".
Esta guía señala que cualquier intervención al respecto debe partir de la consideración de la ablación genital como "una expresión de violencia contra las mujeres" y, por tanto, "debe hacer hincapié en el empoderamiento de las mujeres como estrategia para la prevención, evitando dar una visión del problema sólo desde el punto de vista sanitario".
La publicación destaca también que cualquier intervención "debe huir de la estigmatización de pueblos, comunidades y familias" donde se practica, y, por el contrario, "debe fomentar el conocimiento y la sensibilidad para comprender este tipo de prácticas en el contexto en el que se producen con el fin de evitar la doble victimización de quienes las sufren".
El documento consta de dos partes: una socio-antropológica, ética y jurídica, que ilustra las "profundas" motivaciones psicológicas, económicas, sociales y culturales del fenómeno y su dimensión en Euskadi, la fundamentación ética contra esta práctica y los instrumentos legales disponibles para combatirla.
La segunda ofrece directrices para poder abordar adecuadamente la atención y prevención de la mutilación genital femenina en el ejercicio de la atención sanitaria.
La presentación de la guía se ha realizado en el contexto de una jornada de formación para la prevención de la ablación organizada por Emakunde y dirigida a profesionales de la sanidad y la educación.
En esta jornada ha intervenido la técnica de Intervención Social y Responsable del Área de Igualdad y Género del Servicio Vasco de Integración y Convivencia Intercultural (Biltzen), la doctora en Filología Hispánica por la Universidad Cheikh Anta Diop, de Dakar (Senegal), su país de origen, Jeanne Rolande Dacougna Minkette.
Dacougna Minkette ha mantenido que la ablación genital es una práctica que vulnera los derechos humanos de las mujeres y como tal debe ser erradica, lo que "obliga a movilizar los recursos que hagan falta para evitar que ninguna niña, aunque solo sea una, que viva en Euskadi, sea víctima de esa vulneración de sus derechos humanos".
Sentado esto, la técnico de Biltzen ha enfatizado que la mutilación genital "no es el problema principal de las mujeres africanas residentes en Euskadi, porque las estadísticas de potenciales víctimas, como el riesgo de las que pueden sufrirla, no es alto".
La especialista senegalesa en intervención social ha asegurado, en este sentido, que "la mayoría de las madres que han sido víctimas de mutilación genital jamás mutilaría a sus hijas" y ha considerado que esta práctica es sólo "una más de las manifestaciones de la violencia estructural que se ejerce contra las mujeres africanas".
Rolande Dacougna Minkette ha mantenido también que las mujeres africanas sufren en Euskadi discriminación a muchos niveles, la más importante de las cuales, ha señalado, es la Ley de Extranjería porque "no permite que las personas extranjeras tengan equiparación de derechos con los nativos".
Otras dificultades que encuentran las mujeres africanas para vivir en Euskadi son las barreras del idioma y de las costumbres, que les impiden acceder a puestos de trabajo, les obligan a ir acompañadas para hacer sus gestiones ordinarias y les dificulta su capacidad de integración en la sociedad vasca, entre otras cuestiones.