La mitad de los visitantes han llegado desde diferentes puntos de Euskadi y Navarra, y un 5% de otros países. A este dato hay que sumar el de otras 20.000 personas que han pasado por las exposiciones itinerantes. Ha sido un año de contar historias, y también de escucharlas, ha revelado el divulgador e historiador Raúl López Romo. "Ocurren cosas como estar explicando la cartas de extorsión y te dicen, yo recibí una, o la bomba lapa y alguien te dice que a su marido lo mataron con una, o el guardia municipal que en Hipercor no pudo encontrar el artefacto, le pesa, y se reconoce en uno de los videos".
Pegatinas del odio
La exposición escogida para este primer aniversario propone una selección de más de 600 pegatinas relacionadas con el odio propagado por grupos extremistas. Las piezas pertenecen a la colección personal de Fernando Iñigo Aristu, que posee un fondo de más de 60.000 pegatinas. Este soporte fue muy popular desde los años 70 como elemento propagandístico y sirve hoy para hacer un relato por la historia del odio, desde la transición hasta la actualidad. Hasta el próximo 17 de julio se puede visitar esta muestra en la que ETA y su entorno tienen un gran protagonismo, si bien hay espacio para otros grupos armados, bandas anarquistas y grupos ultraderechistas de corte neofascista. La izquierda abertzale ha usado recurrentemente pegatinas y cartelería para ocupar el espacio público con sus mensajes.