El fraude lo puso al descubierto un ciudadano que denunció que en dos restaurantes regentados por un mismo empresario había empleados extranjeros trabajando en situación irregular y en condiciones laborales que vulneraban sus derechos. En la inspección llevada a cabo en ambos establecimientos se detectaron a doce empleados en situación irregular y sin contrato de trabajo en un restaurante y nueve personas en la misma situación en el segundo. Trabajaban de lunes a domingo doce diarias cobrando al mes 1.068 euros. Les obligaban a firmar contratos mensuales de formación y les aleccionaban para que dieran otra filiación si la inspección de trabajo u otra persona preguntaba por ellos. Los tres detenidos son el dueño de los restaurantes, el contable y el encargado de uno de los restaurantes que captaba y amenazaba a las víctimas.