"Las tasas que hoy tenemos se considerarían altísimas en otros momentos de la pandemia", ha reconocido la directora de Salud Pública quien, sin embargo, ha justificado en comparecencia parlamentaria que "en esta fase de transición, se ha de cambiar la manera de trabajar". Esto se traduce a una limitación en el número de pruebas que se realizan. En Atención Primaria, solo se realizan a colectivos vulnerables como mayores de 60 años, personas inmunodeprimidas o embarazadas. También si la enfermedad respiratoria se agrava y deriva, por ejemplo, en neumonía. "No tiene sentido y no es posible seguir haciendo un seguimiento exhaustivo de la incidencia", ha explicado.
Red de vigilancia
Además de personas vulnerables, las prioridades se centran ahora en ámbitos sensibles, como lo son todos los centros sanitarios e incluso, las prisiones. "Lo que más nos interesa es monitorizar el sistema sanitario, las tasas de ingresos y ocupación en Ucis", ha reconocido la directora de Salud Pública, que también se ha marcado como objetivos poder detectar nuevas variantes o cambios de tendencia. Y es que no se ocultan incertidumbres como la duración de la protección de las vacunas, que aunque no siempre evitan la infección sí se han mostrado claves en el desarrollo de la enfermedad.