La operación 'Keja-Ojo Salado' comenzó a labrarse a finales de 2019, cuando se tuvo conocimiento de los preparativos de una organización criminal de introducir una importante cantidad de estupefacientes. Habían ideado un plan por el que se enviaba por barco la caravana con dos kayaks y un soporte para bicicletas, simulando así un traslado para actividades de ocio. Sin embargo, han tenido que pasar dos años por las restricciones sanitarias del Covid para que los narcotraficantes recuperaran el plan y enviaran la autocaravana con la droga oculta en un doble fondo hasta el puerto de Barcelona.
Sin embargo, la UDYCO de Policía Nacional de Bilbao y el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en el País Vasco habían mantenido un férreo control sobre los objetivos de la investigación. En cuanto la autocaravana fue presentada ante la Aduana en el puerto de la ciudad condal, un equipo conjunto de ambas instituciones procedió a su inspección y descubrió un compartimiento oculto que, a su vez, escondía un doble fondo perfectamente disimulado que se había construido en los bajos del vehículo. Este doble fondo ocultaba 333 bultos, con un peso de 534 kilos de una sustancia que, una vez analizada con el narcotest, resultó ser cocaína de gran pureza. Según el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, “el valor de la droga en el mercado al por menor se habría elevado a más de 60 millones de euros y su destino principal era Euskadi”.