El Museo Guggenheim Bilbao abre desde este viernes al público una ambiciosa exposición sobre uno de los más radicales expresionistas, el austríaco Oskar Kokoschka. Poeta, dramaturgo, activista político, rompió con lo establecido y reinventó la manera de retratar. Un completo artista que nunca se sintió cómodo militando en ningún movimiento y una de las figuras más influyentes del arte europeo de la primera mitad del siglo XX. El único adjetivo que Kokoschka aceptó para sí mismo fue el de expresionista. La muestra "Oskar Kokoschka: un rebelde de Viena" permanecerá en la pinacoteca hasta el 3 de septiembre.
Trayectoria personal y artística
Tras el ascenso de los nazis al poder en el año 1933, Kokoschka fue considerado un artista degenerado. Fue perseguido y varias de sus creaciones fueron confiscadas. Al terminar la Segunda Guerra Mundial trató de reflejar en cada una de sus obras los horrores de la guerra. En sus primeros trabajos fue rechazado por la crítica. Sus diseños, sus líneas y experimentaciones cromáticas resultaron demasiado radicales. Tuvo una vida nómada que le llevo a numerosas ciudades europeas como Viena, Londres, Suiza o Praga, entre otras. Kokoschka no deja de reinventarse a lo largo de su carrera, hasta acabar reconocido como adalid del arte figurativo y pintor de almas.