"Lo que más recuerdo es la familiaridad de los txikiteros"
Quien lo dice es Arantxa Ballarín, última propietaria del centenario restaurante "Casa Ballarín o El ocho, como también se lo conoce debido a su ubicación en ese número de la calle Herrería. Popular como pocos, hasta mediados de los ochenta era también bar, cita obligada de las cuadrillas de poteadores que hacían la ronda por el casco histórico vitoriano. Fueron legendarios sus guisos de cordero pero también la casquería. El viejo local cerró sus puertas en 2016.