Juan de Dios tuvo que estar todo el día encima de un caballo porque no era capaz de pararle. Llegó a hacerse 12 kilómetros y al final le quedó amarrado en un pueblo de al lado. No sabía que era 'automático'.
Desde las nueve de la mañana encima de un caballo
Juan de Dios tuvo que estar todo el día encima de un caballo porque no era capaz de pararle. Llegó a hacerse 12 kilómetros y al final le quedó amarrado en un pueblo de al lado. No sabía que era 'automático'.