EL BLOG DEL LECTOR

Territorio a medias, programa del 16 de febrero

Aunque faltan aún más de dos meses para el día del libro, las editoriales lanzan ya los títulos con los que quieren seducirnos.

ondacero.es

Barcelona | 16.02.2012 00:00

Una pareja en el Día del Libro
Una pareja en el Día del Libro | Agencia EFE

Uno de los primeros eventos en los que se presentan novelas con capacidad para llegar abestseller es BCNegra, la semana de novela negra de Barcelona, que se clausuró el pasado fin de semana. Hoy hablamos de ella y de un escritor que participó en el encuentro y se ha quedado unas semanas más en la Ciudad Condal para trabajar en su próximo libro: Jussi Adler-Olson, autor de El mensaje que llegó en una botella (Maeva).

Viajamos al pasado con Trifulca a la vista (Libros del Asteroide). Nancy Mitford, una aristócrata inteligente, aguda e irónica, deja en pelotas –figuradamente– a la alta sociedad británica de los años 1930 por sus veleidades filonazis. Su cuñado era el líder de los fascistas británicos.

Y cerramos con divulgación científica: Por amor a la física, de Walter Lewin (Debate), unb libro que intenta ponernos al día sobre una ciencia que estudia fenómenos que nos afectan directamente. Somos física.

 

Pinceladas de BCNegra

Fue una semana magnífica. Y agotadora.

Algunos de los mejores escritores negros europeos, varios norteamericanos y casi toda la nómina española, desfilaron porBCNegra para presentar sus últimos trabajos y debatir sobre el género. Paco Camarasalibrero especializado y comisario del encuentro, consigue subir el listón cada año.

Tendencias.

Los escandinavos siguen siendo muchos pero ya no agobian tanto como hace un tiempo. El boom ha disminuido en intensidad y la cosa se ha normalizado un tanto. No era posible –ni sano– que cualquier libro firmado por alguien con apellido acabado en son o en sen se colocara de inmediato –y by the face– en las listas de los más vendidos.

Ojo a Gran Bretaña. No sólo destaca en televisión, con propuestas innovadoras y valientes, tiene una hornada magnífica de escritores criminales.

Cuidadín con los italianos. A la chita callando, están desembarcando con libros de apariencia sencilla pero estupendamente escritos. Que no es poco.

En España, el género goza de buena salud a pesar de la caída general en las ventas de libros. Los autores se atreven con temas peliagudos como la corrupción o la connivencia entre los poderes políticos y económicos con el crimen organizado. No es fácil, créanme. Por menos que canta un gallo te cae una querella o te ponen a parir.

Se reconoció al escritor griego Petros Markaris con el Premio Carvalho y asoma por el horizonte una muy buena cosecha de novelas que iremos comentando cuando lleguen a las librerías.

 

El mensaje que llegó en una botella

Vino para participar en BCNegra pero le gustó tanto la ciudad que se quedará un mes para escribir.

Y al lado de la radio, además, porque ha alquilado un apartamento en las Ramblas. De hecho, me he tomado un cafelito con él antes de subir al estudio. La conversación ha sido muy instructiva, ofreceré un resumen en un par de días.

El danés Jussi Adler-Olson es un escritor policiaco escandinavo atípico. Lejos de los textos deprimentes y brumosos de la mayoría de sus colegas geográficos, este danés barbudo y sonriente carga sus novelas de humor sin renunciar a la denuncia.

Permítanme un toque pedante citando al gran Chesterton:Divertido es lo contrario de aburrido, no de serio.

Pues eso.Toca temas muy serios pero con una ironía y un sentido del humor muy de agradecer.

Maeva publica El mensaje que llegó en una botella, la tercera novela de la serie protagonizada por el policía Carl Mork, responsable del Departamento Q de casos abiertos.

Como en las dos novelas anteriores, los casos policiales se mezclan con la vida personal de Mork y con su relación –a ratos desquiciante y siempre compleja– con sus ayudantes, un perspicaz inmigrante sirio –que asume el rol de un moderno Sancho Panza– y una gótica malhumorada.

Ese humor –quizás algo excesivo al principio del libro, por buscarle un pero– no excluye una buena dosis de crítica a determinados aspectos de la sociedad danesa y, por extensión, de la europea.

El punto de partida es un misterioso mensaje enviado en una botella que apareció en las costas de Escocia, en 1993. Permanece olvidado en un rincón hasta que alguien se interesa por él, lo envía al laboratorio y allí descubren que está escrito con sangre humana y que procede de Dinamarca.

El mensaje acaba en la mesa de Morck que, casi 20 años después, debe averiguar quién lo escribió y por qué.

Al mismo tiempo, seguimos al secuestrador y asesino. Sigue actuando con total impunidad y sin que nadie alerte a las autoridades. El tipo es, en apariencia, un profesional de éxito, felizmente casado, pero oculta un pasado turbio relacionado con el fundamentalismo religioso.

Lo mejor de El mensaje que llegó en una botella es, sin duda, la investigación. Está narrada sin cartas marcadas, ni milagros científico-forenses, ni casualidades gloriosas, ni personajes que aparecen de la nada –eso que los clásicos llamaban deus ex machina–. Paso a paso, aplicando el sentido común, Morck y su gente resuelven el enigma.

Este libro recibió en 2009 el premio Glass Key a la mejor novela policiaca escandinava. No es moco de pavo viendo cómo se las gastan allí arriba.

 

Trifulca a la vista

Muchos recordarán el escándalo que se montó cuando el presidente de la Federación Internacional del Automóvil, Max Mosley, se corrió una orgía fetichista nazi. Lo que puede que no sepan es que Mosley procede de una familia de armas tomar y con personajes –como poco– fascinantes.

El padre de Max era Oswald Mosley, que fue el líder del partido fascista británico antes de la II Guerra Mundial

La segunda esposa de Oswald, y madre de Max, era la bella –créanme, muy muy bella– Diana Mitford, casada en primeras nupcias con el heredero de la cervecera Guinness.

Al culebrón podemos sumar que Diana era una de las hermanas Mitford, que eran cuatro y marcaban la moda y las tendencias entre la gente bien y muy bien del Reino Unido en los años 1930. Estrellas de la alta sociedad.

Sus padres tenían una visión un tanto extraña y exclusiva de la educación y las niñas sólo asistieron a clase de francés y de equitación.

Una de ellas, Nancy Mitford, se aburría tanto de aquella ajetreada vida social, entre cacerías y cócteles, que empezó a escribir. Afortunadamente para nosotros. Era una magnífica escritora.

En Trifulca a la vista (Libros del Asteroide) ofrece una insuperable, irónica y desternillante visión de los fascistas británicos y, por tanto, de parte de su familia, Aunque usa nombres inventados se reconoce a mucha gente y, en especial, a su hermana y a su cuñado, que dejaron de hablarle, claro. Y el resto de la familia, también. Faltaría.

Narra la historia de la rica heredera Eugenia Malmains, fiel seguidora política del capitán Jack y sus camisas tricolores, que provoca un escándalo al cancelar su boda. Junto a ella, destacan el cosmopolita Noel Foster y su misterioso amigo Jasper Aspect, que andan a la caza de muchachas ricas y casaderas. Impagables.

Muy divertida, es un retrato demoledor de ciertas actitudes de antes y de ahora. Un libro para pasárselo muy bien y, de paso, pensar un poco. De vez en cuando conviene hacerlo.

 

Por amor a la física

Por amor a la física, de Walter Lewin (Debate) es una magnífica propuesta para quien quiera ponerse al día de una ciencia fascinante.

Lo hace, además, partiendo de situaciones cotidianas –¿por qué la báscula se vuelve loca si te pones de puntillas?– o formulando preguntas que, creo, nos hemos hecho todos alguna vez –¿qué pasaría si intento tocar un arco iris con la mano?–.

Sí, se me ve el plumero, pero es que hice el bachillerato de ciencias.Obviamente se precisa un cierto nivel para disfrutarlo pero tampoco hay que ser un entendido.

Trata temas relacionados con la física de siempre y cuestiones de las que se hablan cada vez más pero que nos pilla con el paso cambiado al común de los mortales.

Tiene el sello de un profesor del tipo sabio-divulgador-entusiasta,Walter Lewin, que impartió clases durante 40 años en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts. Cuenta con la colaboración de Warren Goldstein, un historiador especializado en ciencia.

Para que se hagan una idea de su capacidad de comunicación, las charlas en vídeo de Walter Lewin se descargan un millón de veces cada año.

Y es que ofrece ese toque divulgativo tan anglosajón, capaz de mantenerte pendiente de una partícula de polvo cósmico como si se tratara de una película de misterio.

Lewin, decía, intenta ofrecernos las claves de las leyes de la física y cómo nos afectan. La frase de la portada resume bien ese contenido: “Del final del arco iris a la frontera del tiempo. Un viaje a través de las maravillas de la física”.