LOTERÍA DE NAVIDAD

Cuánto se queda Hacienda del Gordo de la Lotería de Navidad 2024

En la Lotería de Navidad, Hacienda es el único jugador que no necesita suerte: siempre gana. Con el 20% de los premios mayores, más el beneficio de las ventas, el Estado asegura una recaudación multimillonaria cada diciembre.

🔴 Lotería de Navidad 2024 en directo: el número del Gordo, Segundo Premio, todas las pedreas...

Miriam Méndez

Madrid |

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Senado
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Senado | Agencia EFE

¿Y si te toca el Gordo? Seguro que ya te imaginas descorchando el champán, haciendo planes para saldar deudas, viajar por el mundo o darte ese capricho que siempre soñaste. Pero espera… antes de lanzarte a esa vida de ensueño, hay alguien que siempre aparece primero en la lista de beneficiarios: Hacienda. Sí, el mayor afortunado de la Lotería de Navidad no eres tú, sino el fisco, que nunca falla en reclamar su parte del premio. Pero, ¿cuánto se lleva exactamente?

Un impuesto que llegó para quedarse

Hasta 2012, ganar un premio en la lotería en España era sinónimo de celebraciones libres de preocupaciones fiscales. Todo el importe del premio iba directamente al bolsillo del afortunado. Sin embargo, la crisis económica que golpeó al país en el año 2008 forzó al Gobierno a buscar nuevas formas de ingresos. Fue en este contexto cuando se introdujo el gravamen del 20% sobre los premios de loterías y juegos de azar.

Aunque el impuesto se presentó inicialmente como una medida temporal para afrontar el difícil momento económico, su efectividad como fuente de recaudación lo consolidó como un pilar permanente del sistema fiscal. Hoy en día, forma parte de los ingresos habituales del Estado y genera cada año cientos de millones de euros para las arcas públicas.

Dicho gravamen se aplica exclusivamente a premios gestionados por entidades como Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), la ONCE y la Cruz Roja Española, que históricamente han estado exentas de tributación. Sin embargo, este gravamen no afecta a todo el importe del premio, sino únicamente a la cantidad que exceda un mínimo exento, fijado actualmente en 40.000 euros por décimo premiado.

Cuando se implantó el impuesto en 2012, el mínimo exento era de solo 2.500 euros, lo que significaba que la mayoría de premios relevantes estaban sujetos al gravamen. Esta cifra se fue incrementando progresivamente: a 10.000 euros en 2018, 20.000 euros en 2019 y 40.000 euros desde 2020.

Este aumento del umbral exento responde a una demanda social para proteger los premios más modestos. Ahora, los premios pequeños y los décimos compartidos por familias o grupos de amigos quedan, en su mayoría, libres de tributación, lo que permite disfrutar de la mayor parte del importe ganado.

A pesar de que la fiscalidad de los premios de loterías ha sido motivo de controversia desde su implementación, el éxito recaudatorio es innegable: en 2023, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas recaudó más de 900 millones de euros en impuestos sobre premios de loterías y otros juegos de azar. Además, en el caso de la Lotería de Navidad, Hacienda recauda directamente más de 170 millones de euros gracias al 20% aplicado a los premios mayores.

El impacto del impuesto en el Gordo: lo que se lleva Hacienda

El Gordo de la Lotería de Navidad, con sus 400.000 euros por décimo premiado, es el premio más deseado del sorteo. Sin embargo, una parte importante de esa suma no termina en manos del ganador, ya que Hacienda aplica un gravamen del 20% sobre los premios más altos.

El sistema funciona de la siguiente manera: los primeros 40.000 euros del premio están exentos de impuestos, pero los 360.000 euros restantes tributan al mencionado 20%. Esto significa que Hacienda retiene automáticamente 72.000 euros de cada décimo del Gordo, dejando al afortunado con un total neto de 328.000 euros, un 82% del premio original.

Con 172 décimos premiados cada año con el Gordo, Hacienda ingresa 12,38 millones de euros solo por este primer premio. Si bien esta retención ha sido objeto de debate desde su implementación, se justifica como una contribución de los ganadores al bienestar colectivo. Además, la retención es automática, por lo que el premiado no tiene que preocuparse por incluirlo en su declaración de la renta.

En el sorteo de Navidad, Hacienda tiene garantizado su premio. Y aunque no se lleve el bombo ni los aplausos, el fisco se asegura su porción en cada celebración, demostrando que su suerte nunca falla.

La gran ganancia del Estado: la recaudación total

La Lotería de Navidad no solo reparte premios, también es una fuente inagotable de ingresos para el Estado. De cara al sorteo de esta edición, se estima que las ventas de décimos alcanzarán, aproximadamente, los 3.200 millones de euros, una cifra que convierte este sorteo en una auténtica máquina de recaudación.

Del total recaudado, aproximadamente el 70% se destina a premios, es decir, 2.240 millones de euros, mientras que el 30% restante (unos 960 millones) corresponde al beneficio bruto de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), que se integra directamente en las arcas públicas.

A esta cantidad se suma lo recaudado por el impuesto sobre los premios. Así, en 2024, Hacienda ingresará alrededor de 170 millones de euros adicionales gracias al gravamen del 20% aplicado a los premios más altos, como el Gordo, los segundos y terceros premios.

En conjunto, entre beneficios y tributación directa, el impacto fiscal de la Lotería de Navidad supera los 1.100 millones de euros anuales, consolidándose como un evento clave no solo para los jugadores, sino también para las finanzas del país. Mientras unos cruzan los dedos esperando la suerte, el Estado sabe que, gane quien gane, su premio está asegurado.

¿Qué pasa si decides repartir el décimo?

Compartir un décimo con familiares o amigos es una práctica habitual en la Lotería de Navidad, y afortunadamente, Hacienda no aumenta su tajada en estos casos. Sin embargo, es fundamental formalizar correctamente el reparto para evitar problemas fiscales.

Si el décimo resulta premiado, todos los participantes deben ser declarados en el momento del cobro, especificando su porcentaje correspondiente. Esto asegura que el premio no sea considerado una donación, lo que lo sometería al impuesto de sucesiones y donaciones, cuya carga puede variar según la comunidad autónoma y el grado de parentesco.

Cumpliendo este trámite, cada participante tributa únicamente el 20% sobre la parte del premio que supere los 40.000 euros exentos, sin que el reparto implique un coste fiscal adicional. Así, repartir la suerte sigue siendo motivo de celebración, pero con los papeles en regla para que todos disfruten sin contratiempos.