Cuando hace dos años se aprobaron los nuevos fármacos antivirales de última generación (DAAs, en sus siglas en inglés) la comunidad médica temió que, dado su elevado precio, no pudieran estar disponibles para la gran mayoría de los 80 millones de personas en el mundo que padecen hepatitis C de forma crónica.
Los nuevos fármacos tiene una tasa de cura de más del 95 %, tienen muchos menos efectos secundarios que las terapias antiguas y pueden curar completamente la enfermedad en tres meses. Sin embargo, el precio inicial del tratamiento era de 85.000 dólares por paciente, por lo que se temió que incluso los países ricos no pudieran permitírselos.
Según demuestra un nuevo estudio publicado por la OMS, gracias a diferentes estrategias, en los últimos 24 meses, países de ingresos medios como Argentina, Brasil, Egipto, Filipinas, Georgia, Indonesia, Marruecos, Nigeria, Pakistán, Rumanía, Ruanda, Tailandia y Ucrania, han podido distribuir dichas medicinas.
Algunos de los métodos de acceso pasan por crear medicamentos genéricos, producción local, y negociación de precios. Uno de los ejemplos es Egipto, donde el precio de un tratamiento de tres meses para una persona cuesta actualmente 200 dólares. Sin embargo, aún hay enormes diferencias: en Brasil el coste del tratamiento es de 9.400 dólares por paciente mientras que en Rumanía sigue siendo de 79.900.
Es por ello que la OMS ha querido publicar el informe para mostrar estrategias positivas y denunciar el gran camino que aún queda por recorrer. La enfermedad mata anualmente a 700.000 personas y es una carga importante para los sistemas de salud de todo el mundo.
La Asamblea Mundial de la Salud, que reúne los 194 países que conforman la institución, adoptó este pasado mayo una resolución sobre hepatitis viral que establece el objetivo de poder tratar el 80 % de la población enferma en 2030.