Muere la científica Margarita Salas a los 80 años
La científica asturiana, Margarita Salas, ha fallecido este jueves a los 80 años. La investigadora ha sido un referente de la ciencia en España.
Cuenta con más de 350 publicaciones, posee ocho patentes y ha realizado unas 400 conferencias. Es la única mujer que ha dirigido el CSIC, académica de la Real Academia Española (RAE) desde 2003 y en 2016 se convirtió en la primera mujer en recibir la Medalla Echegaray, otorgada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Además de ser pionera y abanderada de la entrada de la mujer en el mundo de la ciencia, fue también discípula del Premio Nobel, Severo Ochoa.
En junio, Margarita Salas ganó el Premio al Inventor Europeo 2019 en la categoría 'Logro de toda una vida'. Un jurado internacional la seleccionó como ganadora por haber puesto la secuenciación de ADN al alcance de muchos más investigadores y científicos, y allanar el camino para nuevos avances en genética". Además , el público la eligió también como ganadora en esta edición en la categoría de 'Premio Popular'.
El Premio es otorgado anualmente por la OEP para distinguir a los inventores destacados de Europa y del resto del mundo que hayan realizado una contribución excepcional a la sociedad, al progreso tecnológico y al crecimiento económico.
Según destacó la organización, Margarita Salas lideró los avances que han hecho que las pruebas de ADN sean rápidas y fiables, lo que ha llevado a su uso en una amplia gama de aplicaciones.
Tras obtener su doctorado en bioquímica en 1963 por la Universidad Complutense de Madrid, trabajó durante tres años con el Premio Nobel de bioquímica Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York. Posteriormente, regresó a España y fundó el primer grupo de investigación en genética molecular del país en 1967 en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid.
Allí descubrió que un virus bacteriano llamado phi29 podía crear una enzima, conocida como phi29 ADN polimerasa, que ensamblaba moléculas de ADN mucho más rápido que las alternativas y con mucha más precisión, menos de un error en un millón de pares de bases. Salas aisló con éxito la enzima y demostró que también funcionaba en las células humanas, marcando el comienzo de aplicaciones innovadoras para las pruebas de ADN.
Por primera vez, esta replicación de alta precisión permitió obtener resultados fiables a partir de pequeñas cantidades de material genético. Esta técnica se utiliza hoy en día en la investigación médica para estudiar microbios que no pueden ser cultivados en el laboratorio. Permite a los oncólogos hacer zoom en pequeñas subpoblaciones de células que podrían dar lugar a tumores.
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