El entomólogo Gil Wizen se mudó a una habitación en una reserva en la provincia de Napo en Ecuador. Tras unos días se percató que habían aparecido multitud de arañas pequeñas y no entendía el motivo. En lugar de huir, como la mayoría hubiera hecho, decidió investigar y saber de dónde procedían. Es por eso, que decidió asomarse debajo de su cama y lo que vio no pudo sorprenderle más. Una imagen con la que definitivamente casi todos hubiéramos salido despavoridos.
Debajo de la cama en la que había dormido los tres días anteriores, había una de las arañas más venenosas del mundo. Las arañas errantes brasileñas deambulan por el suelo de los bosques por la noche en busca de presas como ranas y cucarachas. Su veneno tóxico puede ser mortal para los mamíferos, incluidos los humanos, aunque también tiene usos medicinales.
Una pequeña cantidad de su veneno puede matar a un ser humano adulto. Además su tamaño no es que sea reducido. La que encontró era del tamaño de su mano. Pues no solo no se fue sino que preparó su equipo fotográfico y captó una imagen de su nueva compañera de habitación.
La fotografía le ha valido para ser galardonado con uno de los premios más prestigiosos del mundo de la fotografía. El “Wildlife Photographer of the Year” con esta instantánea en la categoría "Urban Wildlife".