Se trata de un relato que quiere ser conciso, objetivo y riguroso. Treinta textos breves y otras tantas ilustraciones repasan las causas políticas, la sublevación, la atrocidad de Guernica, las batallas del Ebro o del Jarama o la derrota italiana en Guadalajara. Pérez-Reverte concibió la idea mientras hojeaba un libro de texto que se limitaba a afirmar que García Lorca y Machado murieron en la Guerra Civil. "Me di cuenta de que ese escamoteo, ese afán de hiperprotección está dejando huérfanos de memoria a los jóvenes. Cuando un joven pierde la memoria es fácil ser manipulado por un tweet de 140 caracteres", dice el autor. En ese sentido, apuesta por refrescar los puntos indiscutibles del conflicto: "Hubo un Golpe de Estado ilegítimo contra un Gobierno legítimo y eso dio lugar una Guerra Civil sangrienta, en la cual hubo responsabilidades y atrocidades por todas partes. España entera fue víctima y, al mismo tiempo, verdugo".
Los hijos de Fernando Vicente, de doce y quince años, hicieron de conejillos de Indias. Cada noche, su padre les leía los textos: "Se entusiasmaban, querían saber más". El novelista y académico cree que estos dos chicos representan bien a una generación que adolece de una desafección general ante la falta de argumentos: "Si no les pones el cebo en la ratonera, son indiferentes". Entiende que todo es una cuestión de Educación. "Al no darles más que esa especie de papilla en la que se ha convertido la Educación que no sabe a nada, desnatada, pasteurizada, al darles esa cosa tan mediocre y tan neutra, les estás quitando el estímulo. No hay sal, no hay pimienta, no hay estímulo". Y se pregunta parafraseando el título de su última novela: "¿Quiénes son los hombres buenos de ahora? Los maestros son los que tienen que meter a los chicos por estos cauces. Después, cada uno creará su actitud política".
Relatar los tres años del conflicto que ha marcado la Historia reciente de España no ha sido un trabajo sencillo. Pérez-Reverte buscó muchísima documentación en su propia biblioteca. De cada episodio, extrajo las ideas principales que sintetizó en veinte folios y que después fue resumiendo: sencillo, limpio, sin juicios de valor. La obra tiene un "padrino espiritual", el periodista y escritor Manuel Chaves Nogales, al que el novelista considera "un lúcido" que supo estar en medio del conflicto fratricida y que fue ninguneado por los dos bandos. Fernando Vicente no tenía tanto material, por lo que tuvo que comprarlo en alguna que otra feria del libro antiguo. Sus ilustraciones están trabajadas una a una y se inspiran en los carteles de época. Huye del fotorrealismo. Utiliza tonos sepias, grises o azulados: "A mí no me gustan las películas coloreadas. Yo creo que la Guerra Civil es en blanco y negro para todos". Los originales se podrán ver en hasta el 8 de diciembre en el Museo ABC de Madrid, en la calle Amaniel, 29-31.
Cuarenta años después de la muerte de Franco, Arturo Pérez-Reverte cree que su figura está bastante asumida: "Hasta la gente de derechas sabe que fue un dictador y que lideró una Dictadura, al principio cruelísima, luego más atenuada, pero que fue represión hasta el final". En 'La Guerra Civil contada a los jóvenes' lo describe como "la cabeza de una máquina militar, con una dirección militar única", frente a un bando republicano que fue "una continua sublevación, una discusión entre anarquistas, comunistas, el POUM... que debilitó a la República". El año que viene se cumplirán ochenta años del inicio del conflicto. A pesar del tiempo, el novelista cree que aún vivimos las consecuencias. Como concluye en este relato: "España tardó mucho tiempo en reconstruir lo destruido durante la guerra, aunque ciertas heridas de la memoria nunca desaparecieron del todo".