Han escuchado y sufrido las secuelas de un padre que logró encontrar la fuerza para vivir un día y otro día más durante dos años con un solo objetivo: reencontrarse con su mujer, enfermera en el barracón contiguo pero con la que difícilmente podía entablar contacto. Dos años suspirando y luchando por cruzar el recorrido escaso entre dos barracones y temiendo que cada día fuera el último.
Eddy de Wind sobrevivió, su mujer formó parte de las Marchas de la Muerte y ante el temor de que ella no había logrado salir con vida del último tormento nazi, volcó su drama y su desesperación en un cuaderno arrebatado del despacho de las SS.
Un cuaderno en el que los nazis debían haber detallado sus macabras estadísticas y en el que sin embargo, Eddy dejó constancia de sus dos años en el infierno. Había cambiado la historia: ellos habían perdido y él dejaría testamento escrito del horror cometido por los nazis, para que todo el mundo conociera la verdad. Era el compromiso que asumió consigo mismo y en memoria de su mujer, después de ganar su última batalla personal: vivir o dejarse morir.
Escribió sentado en la misma litera que había compartido con decenas de deportados, casi todos asesinados en las cámaras de gas. En el barracón de los polacos y sin saber que sólo unos meses después se reencontraría con ella en su Holanda natal.
Un cuaderno presente años después en la familia de los De Wind. Un cuaderno que servía a la hija para contar en el colegio la vida de su padre; un texto que les resultaba tan familiar como cualquier otro objeto de la casa y del que no alcanzaron a interpretar su valor hasta que se incorporó a la exposición 'Auschwitz., No hace mucho. No muy lejos' que triunfó en Madrid y que ahora puede verse en Estados Unidos. Un cuaderno editado en dos ocasiones como libro en Holanda pero que ahora sale de sus fronteras y nos permitirá conocer la historia de Edddy de Wind de la mano de Espasa.