Con 'El laberinto de los Espíritus, promete su editora, Planeta, que "recordarás por qué te gusta leer". Y es que la novela culmina todas las tramas abiertas en las tres precedentes, que han arrastrado a 25 millones de lectores a un mundo de misterio y fantasía que para el autor supone "un homenaje a la literatura, a la palabra escrita". Ese universo nació en 2001 con 'La sombra del viento', continuó en 2008 con 'El juego del ángel', prosiguió en 2011 con 'El prisionero del cielo' y termina ahora, con una novela que es, dice Carlos Ruiz Zafón, "aquello que siempre he querido que fuera, exactamente lo que yo siempre había soñado que tenía que ser".
Y pese a la fuerza de su narrativa, Zafón deja siempre espacio para el lector, al que cede su papel para interpretar, clasificar y valorar las obras. No le interesa, asegura, "convencerle de nada, no intento sermonizar, no tengo un púlpito desde el que quiera imponer una verdad determinada, lo que me interesa es hacer preguntas, ver qué es lo que piensa el lector y por eso la historia va articulando conflictos, presentando situaciones y provocando al lector para ver qué emociones le despierta".
Con la Barcelona gótica convertida en un personaje más de su saga, Zafón reivindica que en su obra no hay un estilo definido sino "un híbrido, una combinación de todos los géneros posibles, por eso en 'La sombra del viento' hay mucho más peso de la novela de aprendizaje, 'El juego del ángel' es una novela gótica y 'El prisionero del cielo' una novela de aventuras". En 'El laberinto de los espíritus' el peso “es de la novela de intriga, de misterio, porque el propio esqueleto, el mecanismo interno sobre el que se articulan las tramas y las subtramas, esencialmente es una novela de intriga, policial".
Desde la tranquilidad, la satisfacción y la paz que dice sentir ante el fin de su saga y el hecho de poder compartir su obra con los lectores, Carlos Ruiz Zafón rechaza la idea de adaptarla al cine o a la televisión, algo que, argumenta, "me parecería una traición a su propia naturaleza, a lo que yo quería crear con ellos y me parece innecesario. Me parece interesante crear obra original para esos medios, pero no tengo interés en dedicar parte del tiempo y la energía limitados que me quedan en la vida para adaptar algo que yo ya he hecho en el modo en que yo creo que tiene que estar".
Y con el aplomo de figurar en las listas de los libros más vendidos de todo el mundo, con sus obras traducidas a más de 50 idiomas, Zafón defiende la propiedad intelectual frente a la piratería, a la que define como "un saqueo que seguirá creciendo en la medida en que en el fondo, quien comete esos actos, los racionaliza e incluso los glorifica. Es una deforestación cultural. Del mismo modo en que nos estamos cargando los recursos del planeta en el vivimos y del que vivimos, estamos creando una deforestación cultural, de cosas que la gente ha estado trabajando para crear y ofrecer a los demás y nos lo cargamos porque es muy fácil, porque nos sentimos muy listos al hacerlo y encima queremos tener razón".