Madrid |
Esta tragedia, y la vida de algunos de los inquilinos de aquellos apartamentos y cómo vivieron sus últimas horas, inspiró la novela de Simona Sparaco. Nos habla de un incendio fortuito en un edificio, que acaba uniendo para siempre a sus habitantes y que se reúnen un año después, tras una experiencia tan dura como reveladora.
"Cómo enfrentarse a un incendio, a las llamas. Cómo te obligan a decir antes de tiempo lo que guardas en tu interior y no consigues decir. De la Granfell Tower, lo que más me llamó la atención fue la historia verídica de la chica italiana que, justo un segundo antes de morirse, había llamado a su madre. Sobre todo para darle las gracias y, aunque se estuviera acabando su vida, ella quiso darle las gracias por la posibilidad que le había dado de vivir una vida llena y de poder estudiar en el extranjero".
"Creo que la cercanía a la muerte, te empuja a hacer un breve inventario de todas las cosas importantes que hay dentro de ti. Y las sacas fuera a una velocidad muy rápida. Entonces, creo que es una cosa natural querer hablar –antes de dejar la vida- con las personas más importantes. Son gestos que he querido contar, a través de la historia imaginaria, donde esas palabras hacen la diferencia en las relaciones entre mis personajes".
Pero el libro es también un canto a la positividad, a la maternidad, porque explora muy bien la relación que une a los hijos. "Soy madre y participé en el premio bajo pseudónimo con un nombre masculino: Diego, como mi primer hijo y Tomassini como Tomasso, mi segundo hijo. Y mis hijos son el centro de mi vida. Increíblemente son también el centro de mis novelas, porque cada vez que imagino una madre, pongo mucho de la madre que está dentro de mí".