Estamos ante una historia, basada en hechos reales -en la abuela de un amigo de la propia autora Inma Chacón-, que transcurren en una aldea lluviosa, pobre y llena de supersiticones. La novela refleja magníficamente las primeras décadas del Siglo XX marcadas por la emigración, por el sueño de las Américas, por hombres ausentes y mujeres fuertes y tenaces. Es también una historia de superación frente a la penuria económica y los esfuerzos titánicos por salir adelante; unas veces con éxito y otras no.
Escrita durante largos meses de retiro de la autora en una finca en tierras malagueñas, Inma Chacón asegura que es una trabajadora innata, con horario estricto que se imponía cada día y que la inspiración, efectivamente, llega siempre trabajando. Cada día, pasaba a leer los pasajes que había escrito, a buenos amigos que fueron pasando por aquella finca; nombres que de un modo u otro están incluidos en la novela. El resultado que hay en sus páginas, es un relato magnífico del paisaje gallego y un profundo análisis psicológico de unos personajes, marcados siempre por un destino implacable.