En plena temporada de la fresa, los agricultores han querido poner en valor este producto, sobre todo después de la alerta alimentaria que saltó la semana pasada por las fresas procedentes de Marruecos que podían provocar hepatitis A. La organización agraria Unión de Pequeños Agricultores (UPA) han repartido esta mañana en plena Puerta del Sol dos mil cajas de fresas de Huelva de medio quilo cada una a los ciudadanos que se han acercado hasta el centro de la capital. Un reparto de fresas que ya tuvo la ciudad de Sevilla la semana pasada como principal escenario y que trasladarán el próximo 4 de abril a las puertas del Parlamento Europeo, en Bruselas.
Y es que el 97% de las fresas que se producen en nuestro país proceden de Huelva, situando a España como uno de los mayores productores a nivel europeo. Un sector que genera 100.000 empleos y que recolecta diariamente 370 millones de fresas.
La iniciativa de hoy en la Puerta del Sol forma parte de la campaña que ha puesto en marcha UPA para reivindicar y potenciar el consumo de la fresa de Huelva que lleva por lema “Yo como fresas de Huelva porque son sanas, seguras y sostenibles”. Todo ello, porque han detectado que, tras la alerta alimentaria de la semana pasada, algunos consumidores le han cogido miedo a consumir fresas.
Más controles para los productos importados
El secretario general de UPA Andalucía, Cristóbal Cano, ha puesto de relieve que apostar por nuestro país implica también tener confianza en lo que producimos y ha reivindicado poner el punto de mira en los controles en fronteras: “pedimos que se refuercen. Cuando la semana pasada surgió la alarma por las fresas de Marruecos, fue una buena noticia, porque eso demuestra que los controles funcionan”, pero lo que los agricultores reivindican es que haya un control uniforme en todas las fronteras.
En este sentido, Cano, ha advertido del peligro que supone poner en riesgo un sector fuerte como es el de la fresa de Huelva. Se preguntaba qué pasaría si se desmantela un sector como éste, “pues que vendrían de fuera porque el mercado seguiría demandando fresas, pero el precio nos lo impondrían desde fuera”.