La inflación de los últimos meses ha mermado la cesta de la compra de los españoles. Esta es la principal conclusión que se desprende del estudio realizado por AECOC Shopperview y Gelt Data Facts tras analizar 1,2 millones de tickets de compra.
Si en 2021 los españoles compraban una media de 23,4 artículos por cada compra, a cierre de 2022 esta cifra bajó hasta los 20,8 productos.
La caída de los volúmenes de venta sumado al elevado precio de los costes de producción desde finales de 2021, "está afectando a la rentabilidad de las empresas", según ha señalado la gerente de Estrategia Comercial y Marketing de AECOC Rosario Pedros.
"Los datos indican que la evolución del gasto por ticket de compra no guarda una correlación directa con el IPC de alimentación y eso es debido a la gran capacidad de elección que tienen los consumidores a la hora de escoger entre multitud de establecimientos, productos y marcas para contener el gasto de su cesta de la compra", añadió.
Los datos del estudio muestran también que el gasto medio por compra subió menos que el año anterior. En concreto, creció un 6% frente al 12% que se registró en el tercer trimestre del año pasado.
Asimismo, el volumen de la cesta de la compra se redujo en 2022 un 11% respecto a 2021. Los españoles pasaron de gastarse una media de 32,5 euros en cada compra en 2021 a pagar 34,6 euros cada vez que visitaron el supermercado en 2022. De media, 4 veces al mes, según el estudio, que refleja cómo los indicadores clave para medir el consumo en los supermercados se fueron resintiendo en la segunda mitad del año en la que empezó a imponerse la austeridad.
Por otro lado, el análisis sobre los retos y prioridades de las compañías indica que para el 76% de las empresas la situación inflacionista actual es la principal dificultad del momento, frente a un 62% para las que es el principal problema es el decrecimiento en el volumen de venta y un 43% que expone las implicaciones de las nuevas regulaciones sobre el sector.
En cuanto a las prioridades actuales de las empresas, el 86% se marca como primer objetivo dinamizar las ventas para estimular el consumo y reducir el impacto de la inflación sobre la cesta de la compra de los consumidores, mientras que un 76% cree que la estrategia también debe centrarse en proteger la cuenta de resultados, impactada por la caída de márgenes.