En tiempos de incertidumbre, el oro brilla como activo refugio, es la inversión más segura desde la edad de los metales, no se deprecia, no le afecta la inflación y aunque no dé intereses inmediatos, mantiene su poder adquisitivo intacto. "Es un termómetro en tiempos de crisis, un valor seguro que no depende de los inestables mercados financieros" subraya en Onda Cero, Ángel Muñiz, economista de la Universidad Europea, que apunta también que la confianza en las monedas disminuye y el oro se hace más atractivo.
En apenas un año el oro ha doblado su precio, desde enero ha continuado su senda dorada con una escalada en el entorno del 12´5%. La Onza de oro Troy (la que se utiliza para medir los metales preciosos, de 31,10 gramos) ha llegado a tocar este mes récords nunca vistos por encima de los 3.150 dólares. Esta nueva fiebre del oro dispara las compras entre bancos centrales y países. Estados Unidos tiene la mayor reserva de oro del planeta con 8.000 toneladas en Fort Knox, una base militar en Kentucky superprotegida por el Ejército estadounidenses. El segundo país con más reservas de oro es Alemania, con unas 3.000 toneladas, pero resalta el fuerte crecimiento de China y Rusia. A esto hay que añadir el oro que todavía no se ha extraído de la Tierra. Hay países que tienen muchas reservas pendientes de extracción, además de China, resaltan Australia y Sudáfrica.
Crece el apetito inversor
La gran mayoría de inversores que operan en oro no lo hacen, según Jordi Andreu, profesor de OBS Busines School, con el metal físicamente, sino con productos derivados. El oro, además, se puede comprar a través de empresas, que custodian el valioso metal en bóvedas de seguridad.
También crece el apetito por el metal dorado entre muchas compañías financieras como las de seguros, como apunta en Onda Cero, Alberto Vergara, director financiero de Sempsa, Asociación de Metales Preciosos. Supone un colchón de activos de valor. El oro y también la plata despiertan igualmente el interés entre los ciudadanos, aunque no sea su inversión principal. No es un producto en el que más invirtamos, apostamos más, por ejemplo, por fondos de pensiones.
Anillos de oro
Muchos consumidores se sienten atraídos por dar salida a alguna joya heredada o para dejársela a sus propios hijos, como pendientes, pulseras, anillos, relojes o collares. ¿Pero interesa realmente vender las joyas que tenemos en casa? No siempre, si pensamos a largo plazo, teniendo en cuenta el día de mañana, siempre se le sacará rentabilidad. De hecho, es la inversión más segura, según "las estadísticas de los últimos 30.000 años" ironiza Alberto Vergara.
Los establecimientos de "compro oro", los más pequeños, están reduciendo su actividad. "Lo están pasando mal y ganan terreno las más grandes" explica Alberto Vergara, "muchos incluso reducen su actividad, porque ahora necesitan más dinero para comprar las mismas piezas de otros años".
Regalar un lingote de oro, del tamaño de una goma de borrar, está cada vez más de moda, el coste varía según el peso. También se venden monedas de oro o plata, aunque es una tradición más afincada en Estados Unidos que en España. La subida del oro en los mercados internacionales se está trasladando a las joyerías, la Asociación española de Joyeros no descarta un incremento de hasta el 5% en algunas de ellas, sobre todo las cadenas o los solitarios."Paradójicamente a más precio más demanda" dice en Onda Cero Cristina Yanes presidenta de la asociación española de Joyeros.
El producto final se encarece porque suben también los costes de fabricación. El temor ahora en el sector de la joyería, es que los aranceles de Trump acaben afectando también a los metales preciosos y a las joyas y relojes que exporta Europa.