Continúa la controversia y las incógnitas sobre cómo afectarán las medidas arancelarias prometidas por Donald Trump a todo producto que no se de elaboración o fabricación estadounidense. Países pertenecientes a los BRICS contarán con tasas impositivas que pueden ascender hasta el 100%, mientras que otros países como España se pueden ver abocados a aranceles de entre el 10 y el 25% a sus productos. Además, la promesa de los aranceles está siendo usada por Trump como arma política, como ya ha hecho con Colombia, a quién el presidente americano habría amenazado con aranceles superiores al 25% por rechazar los aviones con inmigrantes colombianos deportados.
España, uno de los grandes afectados
Las exportaciones estadounidenses supusieron en torno al 1,3% del PIB en 2023, casi dos puntos por debajo de lo que suponen las importaciones de la Unión Europea (2,9% del PIB). Sectores como el vitivinícola, el automovilístico, el cárnico o el eléctrico serán algunos de los campos más afectado si el presidente americano mantiene sus planes. Sin embargo, gracias al peso de las exportaciones al marco europeo, España notará menos la pérdida de competitividad que puede suponer que los productos nacionales sean más caros en Estados Unidos.
España exporta al país norteamericano por un valor de unos 20.000 millones de Euros al año, por lo que los productos españoles podrían tener acopio ahora en nuevas zonas comerciales como Asia, Sudamérica, Oceanía o Sudáfrica.
¿Cuáles son las regiones más afectadas?
Dentro de los sectores que más podrían sufrir las medidas arancelarias de Trump, destacan el sector del lujo, el automóvil, el sector cárnico, el vitivinícola o el aceitero.
Andalucía será una de las comunidades que más sufrirán por las exportaciones a Estados Unidos. El petróleo refinado que se produce en Huelva o en el Campo de Gibraltar perderá competitividad en Norteamérica si los aranceles finalmente se aplicasen. Al igual que el aceite proveniente de la zona oriental de la región, especialmente desde Jaén.
Los componentes electrónicos y que forman parte de automóviles, donde destacan las zonas de Zaragoza y Castilla y León, también podrían ver mermada su competitividad con una hipotética subida de precios.
El sector relacionado con la alimentación no sólo dejará preocupación en el sur peninsular, ya que los productos hortofrutícolas procedentes de Comunidad Valenciana y Murcia, y los vitivinícolas procedentes de La Rioja tampoco se librarían.
Además, otras comunidades como Cataluña, Madrid, País Vasco o Navarra también verían comprometidos sus productos.
