Los vehículos afectados pertenecen a las marcas Toyota, Honda, Fiat, Chrysler, Mitsubishi y Hyundai, y son modelos vendidos entre los años 2010 y 2019 en EEUU.
Estos automóviles fueron equipados con unas unidades de control de airbag instaladas por la empresa TRW Automotiv, que podrían fallar en caso de choque.
Los investigadores de la Administración Nacional de Seguridad de Tráfico de EEUU están analizando estos posibles fallos electrónicos que evitarían que los airbags se inflaran en caso de accidente, cosa que ya ha sucedido en al menos una veintena de vehículos.