Según este informe, 60 de los 67 millones de trabajadores domésticos en el mundo no tienen acceso a ningún tipo de cobertura social, siendo el 80% mujeres. El trabajo doméstico es difícil de evaluar porque buena parte de él se desarrolla en negro, hay mucha rotación, trabajo por horas a la semana que no se declara y en varias casas a la vez.
La mayor desprotección se da en Asia y América, aunque también hay casos notables en Europa. Italia, por ejemplo, tiene un 60% de trabajadoras que no contribuye a la Seguridad Social.
En España la situación cambió radicalmente en 2011 con la aprobación del sistema especial del hogar que elevó notablemente la afiliación. En 2015 se cerró con 424.000 cotizantes sobre un total de 615.000, es decir, aún quedan un 30% de excluidos al sistema.