AHORRO

Estos son los factores que hacen que ahorremos más o menos dinero

Invertir en educación financiera o el control sobre lo que tenemos son algunos de los factores clave para tener más control sobre nuestros gastos e ingresos.

The Conversation

Madrid |

Foto de archivo. Monedas de diverso valor.
Foto de archivo. Monedas de diverso valor. | Europa Press

En un contexto global marcado por la incertidumbre geopolítica, económica y social, la resiliencia financiera de las familias depende en gran medida de su propia capacidad de ahorro.

Crisis como la recesión de 2008 o la pandemia de 2020 han demostrado que disponer de una reserva económica puede ser determinante para afrontar desafíos y recuperarse con mayor rapidez y estabilidad de situaciones imprevistas.

En una muestra de 1 500 hogares españoles, hemos analizado los distintos factores que influyen en el hábito de ahorro de las familias.

¿Saber más implica ahorrar más? El poder de la confianza

Durante años, la educación financiera ha sido considerada clave para promover el ahorro y mejorar la estabilidad económica de los hogares. Numerosos estudios sugerían que la comprensión de conceptos financieros básicos (como la inflación, las tasas de interés y la diversificación) tenía un impacto significativo en la conducta de ahorro de las personas. Sin embargo, en los últimos años, esta visión ha evolucionado dando lugar al concepto de capacitación financiera, que engloba no solo lo que sabemos, sino también cómo aplicamos ese conocimiento en la vida cotidiana.

Nuestros resultados muestran que, efectivamente, más que el conocimiento teórico, lo que realmente influye en la gestión financiera es una combinación de habilidades prácticas, competencias y actitudes. Más aún, uno de los hallazgos más reveladores es que la autoconfianza en el propio conocimiento financiero resulta ser más influyente en los hábitos de ahorro que el propio conocimiento técnico real. Las personas que creen tener un buen manejo de las finanzas personales tienden a tomar decisiones de ahorro más acertadas, independientemente de su nivel real de formación en la materia.

Esto pone en evidencia la importancia de diseñar programas de educación financiera que no solo enseñen teoría, sino que también fomenten la seguridad y confianza en la toma de decisiones económicas. Desarrollar estrategias de aprendizaje basadas en experiencias reales podría ayudar a las personas a interiorizar conocimientos financieros de manera más efectiva y aplicable a su vida diaria.

Conocer los productos de inversión marca la diferencia

Por otro lado, no todos los conocimientos financieros tienen el mismo impacto. Según la investigación, comprender las características de los productos más populares de inversión –como los fondos de inversión y de pensiones, las acciones o los bonos– tiene una mayor influencia en la conducta de ahorro que el simple conocimiento de conceptos económico-financieros, como la inflación o el interés.

Curiosamente, los resultados muestran que el conocimiento sobre productos de inversión tiene un impacto directo en el ahorro, incluso entre quienes aún no invierten. La familiaridad con estos productos podría motivar a las personas a ahorrar más con la expectativa de futuras oportunidades de inversión, aunque estas no se concreten de inmediato debido a la cautela o a la espera de mejores condiciones del mercado.

La planificación y el control: habilidades clave para ahorrar

El estudio también destaca que la habilidad de planificar y presupuestar las finanzas personales juega un papel crucial. Las personas que desarrollan los hábitos de anticipar cuáles serán sus ingresos y gastos, o que al menos monitorizan estos a posteriori, tienen mayores probabilidades de ahorrar de manera consistente.

De este modo, educar en el uso de herramientas como aplicaciones de gestión financiera y hojas de cálculo, o incluso en el hábito de registrar gastos manualmente, podría ser tan importante como enseñar conceptos financieros tradicionales. Esta habilidad puede mejorar la percepción de control sobre la economía personal y, por ende, fortalecer la disciplina del ahorro.

Implicaciones para la educación financiera y las políticas públicas

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para las familias, las instituciones educativas, los intermediarios financieros y los responsables de políticas públicas. En lugar de centrarse solo en mejorar el conocimiento teórico, las estrategias de educación financiera podrían beneficiarse de incluir el desarrollo de habilidades prácticas y psicológicas, como la confianza en la toma de decisiones y el manejo efectivo del dinero, incluyendo la planificación de gastos periódicos y ocasionales.

Promover el conocimiento sobre los productos de inversión constituye una herramienta poderosa para fomentar el ahorro de manera más efectiva. Por ello, gobiernos y entidades financieras deben apoyar iniciativas de inclusión financiera que permitan a las personas comprender adecuadamente las alternativas de inversión existentes, de manera accesible y sin riesgos elevados. Esto no solo mejoraría el conocimiento financiero general, sino que podría fomentar una cultura del ahorro basada en la planificación y la inversión responsable.

En definitiva, fomentar el ahorro no es solo cuestión de concienciar y transmitir información, sino de empoderar a las personas para que se sientan capaces de tomar decisiones financieras acertadas. Este enfoque podría marcar la diferencia en la estabilidad económica de muchas familias y en la salud financiera de la sociedad en su conjunto.

Patricia Sánchez, Investigadora en el Observatorio de las Finanzas de los Hogares y las PYME. Fundación IE, IE University y Laura Núñez, Directora del Observatorio del Ahorro Familiar de Fundación IE y Fundación Mutualidad Abogacía y Profesora de Finanzas, IE University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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