La mitad de estos 35.000 millones de euros que se pierden cada año en Europa a causa de las falsificaciones, es por la merma en los ingresos públicos y la otra mitad por quebranto en las ventas en los sectores farmacéutico, de producción de vino y bebidas espirituosas, juguetero y cosmético.
La Unión Europea recuerda que los productos falsos no se someten a los mismos ensayos que los auténticos, por lo que alerta del peligro.