El caso Telefónica ha demostrado una nueva exhibición de poder del Gobierno. La destitución de José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica no se llevó a cabo en el Consejo de Administración de la compañía, sino en la misma sede del Poder Ejecutivo: la Moncloa. Una decisión transcendente en una empresa cotizada y de carácter estratégico.
El encargado de comunicarle la decisión a Álvarez-Pallete fue Manuel de la Rocha, jefe de la Oficina Económica de la Moncloa, quien le transmitió el mensaje: "Lo has hecho bien estos años, pero es necesario un cambio, debes salir". Este encuentro, que tuvo como testigo al consejero delegado de CriteriaCaixa, Ángel Simón, evidencia el peso del poder político en el destino de Telefónica.
Resulta llamativo que el proceso no siguiera los cauces habituales en una empresa de tal envergadura, donde se esperaría la intervención de la Comisión de Nombramientos y la participación de firmas especializadas en selección de personal. En cambio, la decisión se comunicó directamente desde Moncloa, con la presencia de uno de los principales accionistas de la compañía, CriteriaCaixa, y el respaldo implícito del grupo saudí STS, que también posee una participación significativa.
El mensaje a Álvarez Pallete fue que un 30% del capital, los tres principales accionistas, querían que se fuera. Esto se resume en que el Gobierno quería tomar la decisión y los otros dos acataron la medida y aparecieron testimonialmente en ese cese, como señala el periodista Carlos Segovia, en La Brújula.
Críticas de PP y Vox
El Partido Popular no ha tardado en reaccionar, acusando a Sánchez de querer "mangonear" en Telefónica, comparando su accionar con el de regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela. El vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP, Elías Bendodo, ha denunciado "tics dictatoriales" del Ejecutivo, señalando que este tipo de maniobras generan un "daño letal" a la imagen de España como destino de inversión.
Por su parte, Vox ha ido más allá, asegurando que el Gobierno ha "asaltado y parasitado" Telefónica a través de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), que recientemente incrementó su participación en la compañía al 10%. Según el portavoz de la dirección nacional de Vox, José Antonio Fúster, este es un paso más en la estrategia del Gobierno de "controlar empresas privadas estratégicas".
El poder político ha intervenido en Telefónica desde que nació y curiosamente es Álvarez Pallete el único presidente no impuesto desde la Moncloa, pero que ha sido cesado desde la Moncloa.
