La cúpula de Freixenet, encabezada por Josep Lluís Bonet, tenía claro hasta hace unas pocas semanas que lo mejor era trasladar la sede social fuera de Cataluña, para preservar la seguridad jurídica, pero ayer fuentes de la dirección de la compañía admitieron a Efe que tenían "dudas" respecto al traslado, por entender que la intervención de la Generalitat por parte del Gobierno calmaba la situación.